Pantano del Ebro: una injusticia histórica para Campóo.

 

 

Hace algunos meses, invitado por la Asociación Cultural de Fresno del Río, pronuncié una conferencia en sus locales sociales sobre el Pantano del Ebro y mi visión de la injusticia que desde hace décadas han sufrido tanto los ciudadanos que en su día vieron expropiadas sus casas y tierras y alejados de su hábitat y la vida de su pueblo, cargados de vivencias del pasado, como también, en general, de la comarca de Campóo.

El titular de una crónica de tantos años de injusticias le resumo en la siguiente reflexión: El Ebro: riqueza para los demás, pobreza para Campóo y para Cantabria. En efecto, las aguas de Fontibre "cuyas fuentes de nacimiento están en el país de los Cántabros" escribió Estrabón, Ptolomeo y Plinio el Viejo hace veinte siglos -,han servido durante décadas para impulsar el gran desarrollo económico de todas las regiones del valle del Ebro, como La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña; unas comunidades que, incluso, desde hace veinte años cuentan con infraestructuras que se nos han negado a los cántabros para nuestro necesario desarrollo.

La solidaridad no ha existido para Campóo y los pueblos que generosamente entregaron sus casas y tierras que permitieron construir el gran pantano, generador de riqueza para todo el valle del Ebro. Se prometieron muchas cosas; se incumplieron todas y de ello saben mucho todos los campurrianos que mantengan la conciencia histórica de lo ocurrido. En un informe del sindicalismo del antiguo régimen (años sesenta) puede leerse lo siguiente:

"Los inmensos beneficios otorgados en la zona de cultivos de la cuenta media y baja del Ebro están forjados en la desgraciada situación de unos montañeses a los que las nuevas perspectivas de la coyuntura actual han sumido en unas condiciones de vida míseras. La expropiación de las mejores tierras de cultivo no fueron acompañadas de medidas de protección para aquellas personas que con dinero cobrado carecían de iniciativa para reanudar un nuevo rumbo en sus vidas. Algunas promesas quedaron incumplidas y los pueblos que quedaron al pie del pantano no tuvieron la compensación en proporción con su sacrificio, uniéndose a la pérdida de tierras la desaparición de las industrias comarcales".

 

Esta denuncia ha quedado en el olvido, lo que es flagrante en un el contexto democrático en el que vivimos que permite sacar a la luz tantas y tantas injusticias del pasado. Sin embargo, a Cantabria, una vez más, se la han concedido las migajas y todos callan, un silencio cómplice une a partidos políticos, sindicatos, asociaciones profesionales... Silencio que contrasta con la acción en otras comunidades - precisamente las que más se han enriquecido con las aguas del Ebro - que ante el Plan Hidrológico ha expuesto firmemente sus reclamaciones; en definitiva, defensa firme de sus intereses, obteniendo, de nuevo, pingües beneficios de su protesta.

La conferencia que pronuncié fue seguida con gran interés por el público asistente, percibiendo un rechazo interno a toda esta injusticia cometida con Campóo. Sin embargo, la protesta se ha acallado porque las fuerzas sociales que deberían encauzar la protesta están calladas, posiblemente a golpe de subvenciones y otros intereses. Campóo, una vez más, ha perdido la gran oportunidad de dejar oír su voz, una voz autorizada e indiscutible porque en su territorio nace el Ebro.

Creo, por tanto, que con razón justificada titulé recientemente un artículo en el diario Alerta sobre estas injusticias con Campóo de manera elocuente: "El Ebro es catalán y nace en Tortosa". El momento era elocuente: la Generalitat había conseguido doscientos mil millones de pesetas más de los previstos por dar su apoyo al Plan Hidológico. Aquí, sin embargo, el silencio lo preside todo; un silencio que intenta aplastar para siempre tantas y tantas injusticias. Así nos luce el pelo.

Artículo publicado en la revista "La Majada" de la Asociación Cultural de Fresno del Río (Campóo de Enmedio). Número 3, año 2001.