HOJA DEL LUNES de 10 de enero de 1983
“Solo con un pueblo como Santander,
indiferente y apático, abandonado, ha podido
hacer el Gobierno lo que ha hecho”
(Del semanario montañés La Opinión, editado en 1902)
¿Ha existido prensa regional y regionalista en nuestra tierra?. Esta es una pregunta que tiene una apasionante respuesta y que nos la sirve, casi en bandeja, el libro “Historia de la prensa santanderina” del recordado José Simón Cabarga, que acaba de aparecer editado por el Gobierno de Cantabria.
La prensa montañesa o cántabra que ha respondido a la dimensión antes citada no ha sido mucha, pero tampoco, por minoritaria, puede dejarse en el olvido. El nombre oficial, en estos momentos, de nuestra región, está soldado a numerosas publicaciones, bien diarias o semanales, que se han editado en nuestra tierra en los últimos ciento ochenta años.. Valga recordar algunos títulos: La Voz de Cantabria, Correo de Cantabria, Eco de Cantabria, La Región Cántabra, El Pueblo Cántabro, El Ideal Cántabro, etcétera.
Ahora bien, hace falta profundizar en los objetivos y mensajes de estos periódicos o semanarios publicados la gran mayoría en un Santander político muy bullicioso, inestable y dividido. Republicanos, conservadores, federalistas, mauristas, liberales, anticlericales, monárquicos… cada familia política intentó casi siempre tener uy mantener un medio de comunicación, aunque solo estuviera formado por una hoja volandera. El apasionamiento, la sátira política, las polémicas partidistas ocuparon grandes espacios en estos medios informativos. Pero como he indicado, mi objetivo en estas reflexiones es buscar e identificar el mensaje regionalista para nuestra tierra en estos medios de prensa, ya que, en definitiva, no significan otra cosa que el reflejo de las ideas e inquietudes de algunos de nuestros antepasados.
En primer lugar, muchas de las reflexiones de los periodistas de entonces, las podemos hacer nuestras en estos tiempos, cien y ochenta años después de escritas. La Voz de Cantabria, diario gráfico independiente de la mañana (1927) se definía “defensor de La Montaña con un único objetivo: servir a nuestra región y verla floreciente, adelantada y progresiva”. Un seminario como “El Defensor” (órgano del Círculo Mercantil 1907), defendía ardorosamente las relaciones Santander-Burgos a propósito del todavía no concluido ferrocarril Santander-Mediterráneo.
Nuestros viejos pecados de pueblo ya los describía el semanario “El Centro Montañés” (de intereses locales y provinciales, editado en 1902) que abordó en sus páginas nuestros “eternos problemas”, denunciando la falta “de confianza en la efectividad gestionaría de las fuerzas vivas; no se encontraba el agente idóneo para aglutinar las voluntades muy dispersas”, en clara referencia al individualismo que nos caracteriza.
He aquí nuestros pecados de pueblo que la prensa de primeros siglos ya denunciaba: dejación, individualismo, división, improvisación, etcétera que ha ido conformado un guadiana de problemas sin solución que ha dejado atónitos a generaciones de cántabros y que marca la historia negra de varias décadas para nuestro sonrojo y desilusión. Una mirada a la historia de estos últimos quince o veinte años, nos presenta un panorama muy parecido al que describían nuestros antepasados, si bien el progreso nos ha llegado a mejores cotas de bienestar social. Conviene aprender la lección sobre las consecuencias de nuestros errores de pueblos y ahora, en esta etapa, reencontrarnos con nosotros mismos y ganar un futuro mejor desde la unidad de pueblo venciendo el desastroso individualismo.
¿Prensa autonómica?.
En este brevísimo repaso sobre nuestra prensa bicentenaria, quiero terminar este artículo con la referencia sobre dos semanarios que llevaban por lema la Autonomía, la Justicia y la Federación. Se trata de los títulos El Hambre en Puerta (cabecera originalísima), alentado por la defensa de intereses regionales de Cantabria que vio la luz en 1907. No duró mucho esta publicación, extraña en su título de cabecera, dominada por viejos republicanos ya que pronto dio paso a La Región Cántabra, semanario republicano democrático federal de intereses regionales de Cantabria, que bajo los lemas “autonomía, justicia y la federación” se componía de cuatro grandes páginas, una de ellas dedicada a la publicidad, no descuidando la información localista. El semanario exultante de gozo publicaría: “Somos los más los que disponemos de fuerzas positivas; los que tenemos elementos de opinión por ser el único partido respetado”.
En el exhaustivo trabajo del recordado Simón Cabarga encontramos la cabecera de un seminario editado en 1903 que lleva por título El Autonomista (republicano radical), pero que nada tiene que ver con la defensa de la autonomía solamente diez números aparecieron de este semanario, de contenido preponderantemente anticlerical y en especial para atacar al Papa León XIII, al que llamaban “calumniador de la masonería”.
En resumen, dentro de la interminable lista de cabeceras de semanarios y diarios –solo hemos citado unos pocos- no existió una preocupación específicamente autonómica para Cantabria, si bien en estas publicaciones se concreta un contenido cántabro en una mezcla de sentimentalismo con la defensa de la provincia y de sus intereses. Algo así como la defensa de un regionalismo patriótico, del que ya fue iniciador don José María de Pereda.
Podemos, sin embargo, sentirnos satisfechos de la creatividad inquieta en el campo periodístico de nuestros antepasados, así como de su capacidad crítica. Cien años después, las mismas denuncias, los mismos errores como pueblo: ¿es que no aprenderemos a ejercer de pueblo competitivo, solidario y no individualista?.