Notable literato y de pluma satírica, está considerado como el padre de la Asociación de la Prensa de Málaga, ciudad en la que ejerció la dirección de un periódico republicano-liberal.
Hoy nos ocupamos de otra biografía brillante del periodismo cántabro en el siglo XIX como fue don Federico Mojá y Bolívar, cuya carrera periodística se desarrolló en Málaga donde se le recuerda como uno de los periodistas más importantes del siglo XIX. Llegó a la ciudad andaluza en 1880 para incorporarse al diario Las Noticias, alcanzando en pocos años un gran respeto y consideración entre sus compañeros de profesión. Mojá y Bolívar aparece en la Galería Literaria Malagueña en la que se hace una reseña biográfica que permite que conozcamos la inmensa y prolífica labor periodística y literaria que desde muy joven desarrollo Federico Mojá, precocidad que resulta paralela a la de otros importantes periodistas de la época.
Santander vio nacer en 1842 a este ilustre periodista y notable literato. Hijo de un humilde barbero, en vista de su precoz inteligencia y pasión por aprender, su padre hizo gestiones para que siguiera estudios en el Instituto Provincial y la Filosofía Escolástica con varias asignaturas de Teología, en el Seminario de Corbán, donde estuvo de alumno interno; sin embargo, al no sentir vocación por los estudios religiosos, se dedicó a lo que sus aficiones e inquietudes le inclinaban: el periodismo.
En 1862 hizo sus primeros ensayos literarios en La Abeja Montañesa en el que también colaboró Pereda y otros destacados escritores de la época. Se trasladó a Madrid en el 64, después de breve permanencia en Valladolid, fundando el semanario satírico Juan Claridades y colaborando en Las Novedades y Gil-Blas. Desde aquel tiempo hasta la Restauración, fue redactor de El Otro, La Voz del Siglo, La Reforma, La República Ibérica, El Jaque Mate, que dirigió en la segunda época y El Orden.
El año 1870 dirigió el semanario político El Resumen (fundado por Moja y Nakens) que después se transformó en satírico con el título de Fierabras. Desde 1876 al 80 redactó El Solfeo, El Globo, El Rublo Español, La Unión, El Fígaro, El Buñuelo y El Resumen (segundo del mismo titulo). Fundó El Serpis de Alcoy, correspondiendo a la excitación amistosa de los propietarios residentes en aquella ciudad. Aparte de sus trabajos obligados de redacción, colaboró en La Enciclopedia Republicana, El Telegrama, Madrid Cómico, El Imparcial, Skating Rink, Revista Europea, La Ilustración Española y Americana, La Academia, El Liberal, La América, El Día y El Heraldo.
También dedicó sus tareas al libro como lo prueban Alegrías (1868); La cama de matrimonio (1873); Notas de viaje (1878). Su inquietud literaria continuó con mayor intensidad en los años siguientes, publicando algunas sus mejores obras; la más conocidas de todas Tipos y Tipejos la escribió en 1885; otras obras de esta etapa son El Club de los solteros (1882); El Dúo Eterno (1889) y Algo sobre el naturalismo literario (1895). Es en esta etapa de su vida cuando Federico Moja hace un paréntesis en su vida periodística y se traslada a Roma (1873-76) donde ocupa la secretaria de la recién fundada Academia Española.
En Málaga, primero como redactor-jefe, y luego como director de Las Noticias, órgano del Partido Republicano Progresista, participó activamente en la gestación de la Asociación de la Prensa de Málaga de 1882, e incluso suponemos que pudo haber sido iniciativa suya, al ser nombrado como primer Presidente (1). Mientras estuvo vigente permaneció al frente de aquella asociación; la efímera duración de algunos de los periódicos que integraban la sociedad, las presiones políticas que se ejercían sobre ella y la crisis económica de la ciudad en esos años, crearon un marco de dificultades que sin duda alguna impidieron la supervivencia de la Asociación de la Prensa malagueña, llamada a remediar algunas de las penalidades de la profesión.
En julio de 1891 Mojá renunció a la dirección de Las Noticias, aunque continuo colaborando en sus columnas. Pasó a ocupar entonces la jefatura de redacción de El Correo de Andalucía, que por aquellos años se había convertido en republicano independiente. En 1894 –en una etapa de muchos cambios de empresa periodística- colabora en La Actualidad, y ese mismo año es nombrado por la Corporación malagueña Cronista de la ciudad.
Años después se vuelve a retomar la vía asociativa para los periodistas y en el mes de febrero de 1895, simultáneamente a la fundación de la asociación madrileña, se vuelve a constituir la Asociación de la Prensa y Federico Mojá y Bolivar, entonces corresponsal de El Liberal de Madrid, vuelve a ser nombrado Presidente de la misma, después de participar en la redacción de su Reglamento.
Con su muerte en 1897 –falleció pobre leemos en una referencia sobre su óbito- siendo director de El Heraldo de Málaga, el asociacionismo periodístico malagueño comenzó un nuevo letargo. Ocho años después, en 1905, la “herencia de Moja” que fue la Asociación de la Prensa, se constituye definitivamente hasta nuestros días. Todo un legado que hace que Federico Mojá y Bolívar figure en todos los estudios sobre el periodismo malagueño, lo que representa honra y prestigio para nuestras letras.