“Adolfo Suárez. La Memoria del Silencio” es la narración del año, crucial para la historia de España, que va desde julio de 1976 a junio de 1977. Es una crónica trepidante del día a día de los protagonistas de ese proceso único que llamamos ‘la transición’.
José Ramón Saiz vivió como joven periodista esos años apasionantes y los contó desde el foco mismo donde se fraguaban los hechos de un proceso que conmovió al mundo.
Más que redactar sus crónicas en el diario Pueblo, José Ramón Saiz las vivía. Fruto de aquel apasionante trabajo ya en 1980 y 1981 publicó dos libros sobre la época y la gesta de Adolfo Suárez y su equipo: Los mil días del presidente y El presidente.
Han pasado 35 años, se han desclasificado documentos oficiales de la época y disponemos de numerosos estudios, memorias y variadas interpretaciones –que sin embargo no agotan el período ni sacian nuestra avidez–; precisamente por esa proliferación de publicaciones, esta crónica del primer año Suárez tiene el valor incalculable de situarnos en directo, en caliente, en el núcleo mismo de la historia: el relato avanza como si el mundo aquel, con sus inquietudes, sus anhelos y sus dilemas, hubiera sido preservado para nosotros para que, pasado el tiempo, pudiéramos disfrutarlo y sufrirlo, revivirlo en definitiva, desde la distancia y el futuro.
Cuando muchas obras se enfrentan al desafío de recrear la época y su contexto, este libro que nos entrega José Ramón trae ya de serie esos elementos en un fresco vivísimo y acelerado de ‘cómo se inventó’ la democracia que ambicionaba la mayoría de los ciudadanos y que ya era un modelo inexcusable en los países de nuestro entorno.
Lo que más impresiona es la frescura y la inmediatez del relato: se devora como una crónica de un momento irrepetible de la historia de un país, el paso de una dictadura a una democracia, en medio de graves tensiones que en cada momento pueden hacer naufragar la hoja de ruta. El libro es pura narración: en muy contadas ocasiones el escritor, el periodista, se permite opinar o divagar. Hasta bien avanzado el segundo capítulo no conocemos al narrador, que se esconde bajo los hechos y detrás de una aséptica aunque vibrante voz en off. Al fin se destapa: “Aquella madrugada éramos pocos los periodistas que hacíamos guardia en la segunda planta del Ministerio de Información…”. Progresivamente el periodista se manifiesta como un ciudadano más, tan intrigado y tan sobrecogido como cualquiera por el desenlace de lo que nos va contando. Esta originalidad, la evolución de la crónica desde dentro, la repentina aparición del narrador, le aporta aún más autenticidad al libro porque nos hace partícipes de sus hallazgos, que son históricos y emocionales, íntimos y compartidos, como ocurrió y ocurre en la realidad.
El resultado es una crónica llena de suspense e intriga, en la que los personajes actúan en una red de encrucijadas, en la olla a presión de un país que atrajo las miradas y la atención de todo el mundo. Adolfo Suárez, cuya vocación, como se refleja muy al principio del libro, consistía precisamente, y contra toda lógica, en “ser presidente”, supo imprimir en ese año decisivo una velocidad y un pragmatismo que hoy nos resultan asombrosos. También se refleja en numerosos testimonios y acontecimientos que la transición, cuyo catalizador y adalid fue Suárez, dependía en todo momento del hilo de la cordura y de las aspiraciones de todos los españoles.
El libro es un valioso relato del proceso que no ha dejado de maravillar al mundo. Un año muy especial, contado desde el rigor y la agilidad de un periodismo que militaba con el futuro y descubría, con todo el país, el inigualable encanto de estrenar la democracia y de seducir al mundo.
José Ramón Saiz ha desempeñado muchas responsabilidades políticas y empresariales y siempre ha escrito y ha investigado en torno a las pasiones que le impulsan: el periodismo, la política y su tierra, Cantabria.
Por ello hay que agradecerle que haya rescatado de sus recuerdos, de su archivo y de sus crónicas –en definitiva, del fondo de su corazón– estas horas en las que vivimos peligrosamente; y que se haya decidido a publicar una crónica tan ágil y tan lúcida del primer año de Adolfo Suárez, que fue también el primer año de un período espléndido de nuestra historia.
Algunos reconocemos y revivimos nuestra juventud, pero estoy convencido de que también habrá muchos y sucesivos lectores de otras generaciones que disfrutarán de un relato vivo y cercano y podrán apreciar y comprender mejor cómo se gestó aquella proeza.
Este libro muestra que Adolfo Suárez supo aunar un temple, un valor y una capacidad de trabajo que no pueden dejarnos indiferentes y que cada día que pasa, estoy seguro, adquieren más vigencia y más actualidad.
Mostrar estas virtudes del hombre que pilotó la transición es quizá el mérito definitivo de este magnífico libro de José Ramón Saiz. Lo hace, además, al compás de los acontecimientos, sin forzar la interpretación ni la hagiografía, con toda la inmensa humildad del mejor periodismo y la mejor escritura, cuya combinación logra trascender el tiempo y situarnos en la época: este libro nos da al protagonista en su sencillez, en su entereza y en su agenda, que es donde cada día nos jugamos, cada cual en lo suyo y todos en lo de todos, un futuro mejor.