«Alfonso I y Hermesinda», nuevo libro de José Ramón Saiz que trata de los orígenes de la Monarquía en la indómita Cantabria

El escritor y Doctor en Periodismo, José Ramón Saiz Fernández, ha sacado a la luz su nueva obra –continuidad de El Ducado de Cantabria– con el título Alfonso I y Hermesinda que coincide con el 73º Año Jubilar Lebaniego. Con el sumario “XIII siglos de la Dinastía de Cantabria que surgió del Duque Pedro y de Pelayo” parte de la afirmación que hiciera en una de sus obras el historiador, archivero, arqueólogo, filólogo y bibliotecario Bernardino Martín Minguez, que nacido en la provincia de Palencia en 1849, falleció en el discurrir del siglo XX: “Liébana, esta glorísima región, fue la primera en alzarse contra los mahometanos.  El primer grito de independencia, dado entonces, a Liébana pertenecía. Pelayo había nacido allí y estaba en aquellas riscosas montañas”.

La obra será presentada en sendos actos a celebrar en Santander y Torrelavega. El miércoles, 28 de junio, tendrá lugar el primero de ellos en el salón de actos del Real Club de Regatas (plaza de Pombo) y al día siguiente, 29 de junio, en la Casa de Cultura de Torrelavega. Ambos actos comenzarán a las 19:3o horas.   

 En este trabajo editorial de Ediciones Los Cántabros, se da cuenta del matrimonio de Alfonso –hijo del duque Pedro de Cantabria- con Hermesinda –hija de don Pelayo-, con el fin de sumar fuerzas para combatir al invasor. Alfonso I el Católico que reinó entre 739 y 757, amplió las fronteras y como gran guerrero hizo frente a los árabes. Hermesinda, nacida en Cosgaya, fue hija del rey Pelayo, hermana del rey Favila, madre de Fruela I, tía de los monarcas Aurelio y Vermudo, suegra de Silo, madrastra de Mauregato y abuela de Alfonso II el Casto, el gran rey de la Reconquista que trasladó la capital a Oviedo después de que se estableciera la corte en Cangas de Onís, territorio de la Cantabri antigua, y Pravia.  El filósofo Gustavo Bueno (1924-2016) afirmó que “más Alfonso no solo aportó su noble estirpe, sino también su espada”, además de destacar que el duque Pedro, con sus hijos Alfonso y Fruela, “fue tronco de reyes”, en línea con el informe de la Real Academia de Historia de 1916 que afirma que la Monarquía surgió en la indómita Cantabria.

El autor, que es Académico Correspondiente de la Real Academia de Historia, destaca en su trabajo que se cumplen, además, cien años del informe de la Real Academia de la Historia que, reunida en junta, aprobó un informe, escasamente conocido, sobre el origen de la Monarquía Española que señala que “Los orígenes de esta nueva dinastía deben buscarse en la indómita Cantabria…y el verdadero tronco de los antiguos Monarcas de la Reconquista fue Pedro, Duque de Cantabria”. El dictamen tiene fecha 4 de abril de 1916, siendo firmado y ratificado por los académicos José Ramón Mélida Alinari (1856-1933), Manuel Perez Villamil (1849-1917) y Gabriel Maura y Gamazo (1879-1963). El 7 de abril el dictamen fue aprobado por unanimidad de la junta de académicos de la Real Academia de la Historia.

El informe asume la práctica totalidad de las conclusiones recogidas en la obra del historiador asturiano Armando Cotarelo, premiada por la institución académica, sobre el rey Alfonso III el Magno, descendiente directo del duque Pedro de Cantabria. Tras Pelayo y su hijo, Favila, los sucesivos reyes salieron del tronco familiar de los hijos del duque Pedro, Alfonso y Fruela, éste último no debe confundirse con Fruela I, hijo de Alfonso I el Católico y Hermesinda.  Fruela, segundo hijo del duque Pedro, no fue rey pero sí algunos de sus descendientes directos, caso de los reyes Aurelio, Vermudo, Ramiro I, Ordoño I y, finalmente, Alfonso III, que fue el último monarca del llamado Reino de Asturias.

En general, la obra de José Ramón Saiz analiza la parte inicial de los calificados por la Real Academia de Historia como los “siglos más oscuros de la Edad Media”, un tiempo en el que  “escasean los documentos y abundan las fábulas, apareciendo a los ojos de la crítica como una nebulosa de la historia patria, confusa y copiosa aglomeración de hechos políticos, militares y religiosos, de los cuales debía salir una nueva sociedad ibérica y una vasta monarquía cristina, asentadas  sobre la tierra removida por siete siglos de batallar contra el ímpetu y las devastaciones de las incesantes irrupciones de las tribus musulmanas”.

El índice de la obra –publicada en la página 239- es el siguiente: Introducción a cargo del autor; 1. El pueblo de los cántabros, su territorio; 2. El “pacto” de Cosgaya; 3. Liébana, el refugio de Pelayo; 4. Hermesinda y Alfonso: la alianza de Pelayo y de Pedro, duque de Cantabria; 5. Reyes de la indómita Cantabria: el tronco familiar del duque Pedro y, finalmente, 6. Beato de Liébana en la cultura de su tiempo.