DIECIOCHO AÑOS DE ESTATUTO Y AUTOGOBIERNO

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Hay que desarrollar el mandato de uno de los contenidos de la reforma estatutaria: el referido al Hospital Valdecilla que exige se garantice "su continuidad como centro de referencia nacional que pueda mantener e incrementar en el futuro su alto nivel de actualización asistencial, docente, científica y tecnológica".

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El 28 de diciembre de 1997 los ponentes de la Reforma del Estatuto de mayor alcance y la más profunda en contenidos de las tres realizadas desde 1981, alcanzamos en Carmona (Cabuérniga) un amplio consenso para definir el campo de juego de la autonomía para, al menos, la primera década del siglo XXI. Un año después de aquella reforma que prácticamente significó un nuevo Estatuto, celebramos el dieciocho aniversario de la aprobación por las Cortes Generales de la Ley Orgánica del Estatuto de Autonomía, que aprobaron los diputados nacionales un 15 de diciembre; el 30 del mismo mes era sancionada por el Rey; el 11 de enero se publicaba en el Boletín Oficial del Estado y el 1 de febrero de 1982 entraba en vigor con la recuperación automática del nombre de Cantabria, de acuerdo con lo previsto en su disposición final.

Recuerdo que fue idea mía, como ponente, reunirnos en un lugar que lejos de la presión del día a día, nos permitiera una última reflexión sobre los acuerdos y desacuerdos alcanzados hasta aquél momento y, finalmente, realizar el definitivo intento de alcanzar el necesario acuerdo, del que estábamos lejos. Pensé que aislarnos unas horas podía ayudar a alcanzar, si no el consenso total, sí el acuerdo o pacto más amplio posible. Era una exigencia que nos reclamaba el interés general de la Comunidad Autónoma con el fin de definir - y aceptar todos - el campo de juego del autogobierno para un nuevo tiempo, espíritu éste que animó en todo momento al resto de ponentes don Francisco Rodríguez Argüeso, don Julio Neira, don Rafael de la Sierra y don Martín Berriolope.

Hay que recordar que el debate de la Reforma del Estatuto, venía delimitado por una resolución que presenté, defendí y logré que se aprobara por una amplia mayoría en la sesión del Parlamento del 22 de marzo de 1996 que, en líneas generales, trazaba los siguientes objetivos y que hoy definen el "espíritu" de aquella reforma y los contenidos del nuevo Estatuto:

1.- Máximo poder político permitido por la Constitución Española, con una mayor profundización en el autogobierno.

2.- Reconocimiento de la dimensión histórica de Cantabria que superara la difusa definición de "entidad regional".

3.- Inclusión de todas las competencias no contempladas en la Constitución como exclusivas del Estado.

4.- Eliminación de todas las "limitaciones" restrictivas impuestas por los pactos de los que surgió la LOAPA en 1982.

Esta declaración de la Cámara "marcó" los objetivos de la reforma para cuyo éxito todos defendimos un marco de consenso y pacto que garantizara culminar con éxito este trascendente objetivo institucional que exigía, igualmente, que entre los Estatutos de los distintas CC.AA. no existan, ni en aquél momento ni en el futuro, diferencias que impliquen privilegios económicos, políticos o sociales.

Convencido de que no podía negarse en esta importante reforma lo que la Constitución proclama como derechos de las Comunidades Autónomas, centré muchos de los esfuerzos en alcanzar que se reconociera a Cantabria como Nacionalidad, definición en la que insistí hasta el mismo momento del consenso definitivo, siempre y cuando por todos se aceptara - como afortunadamente así ocurrió - el término de Comunidad Histórica, que también implicó que el resto de ponentes abandonara la idea de imponer una definición muy alejada en el espíritu y la letra de la que finalmente se alcanzó.

Creo que fue positivo que en los debates todos fuéramos conscientes de que había que conseguir el techo máximo de autogobierno para aquella reforma, al entender que pasarían varias décadas para que Cantabria accediera a otra reforma estatutaria, lo que significaba que la que entonces debatíamos tenía que ser lo más completa posible. Había que aprovechar la oportunidad; de ello no teníamos la menor duda y un artículo esencial era, sin duda, el que definiera ese rango de Comunidad Histórica que, aunque no ofrece mayores presupuestos o derechos, al menos reconoce los valores históricos y de identidad de una comunidad como la nuestra.

La reforma aprobada y que entró en vigor hace un año, fue seria y responsable, como desde la responsabilidad, la eficacia y la honestidad debe desarrollarse nuestro autogobierno con un Estatuto nuevo, aunque cumpla dieciocho años, que garantiza ejercer competencias de tanta trascendencia como la educación - transferida desde el primero de enero del presente año - o la sanidad, que otorgará la definitiva "mayoría de edad" a nuestro autogobierno. En este campo de la sanidad hospitalaria, no obvió la reforma estatutaria el protagonismo del Hospital Valdecilla que ha coincidido con la dolorosa tragedia del año que finaliza y que obliga a los poderes públicos - Comunidad Autónoma y Administración del Estado - a cumplir esta disposición adicional de indudable valor y trascendencia al día de hoy al garantizar:

"...la continuidad del hospital Marqués de Valdecilla como centro de referencia nacional, para que pueda mantener e incrementar en el futuro su alto nivel de actualización asistencial, docente, científica y tecnológica".

Ese gran patrimonio cántabro, heredado de nuestros antepasados, que representa Valdecilla no solo tiene que recuperar la normalidad perdida por el trágico suceso que tuvo el alto coste de cuatro vidas, sino incrementarse al máximo, cumpliéndose el Estatuto a través de la máxima cooperación entre las dos Administraciones.

Aquel día en Carmona, en torno a las 13,40 horas. alcanzamos un consenso de todos. No me cabe la menor duda de que con aquella actitud positiva ganó Cantabria, fortaleciendo un Estatuto y una visión más integradora de una Cantabria que debe alcanzar un renacimiento cultural, económico, social e industrial a través de un Estatuto que, por primera vez, es de todos. Ese es el gran valor de aquél consenso que hoy refuerza la conmemoración, el próximo día 15 de diciembre, del dieciocho aniversario de la aprobación del Estatuto de Autonomía para Cantabria.

(ALERTA 11.12.1999)