Electra de Viesgo, "apagón" y consecuencias

- Esta sociedad que nació cántabra en 1906 ha visto su imagen debilitada entre los ciudadanos en los últimos tiempos ; actualmente, la más pequeña decisión se toma en Sevilla.

- Las instituciones - Ayuntamientos de Torrelavega y Consejería de Industria - debieran exigir el abono de las indemnizaciones por el "apagón" de junio.

Hace unos días se ha conocido que la empresa Electra de Viesgo ha desestimado el pago de las indemnizaciones económicas planteadas por empresas, comercios y particulares, por los daños del largo "apagón" ocurrido el 16 de junio a causa de un incendio en la subestación de Puente San Miguel, que afectó a nada menos que ochenta mil abonados. Eso sí, la empresa ha comunicado que ha analizado "con detalle" las reclamaciones, pero eso no reduce la carga negativa de la decisión de una empresa que gana a costa del alto recibo que pagamos mensualmente las familias - sin poder cambiar de compañía - miles de millones de pesetas.

Conste, en primer lugar, que no soy de los que han presentado reclamación, pero me pongo en el caso de quienes seriamente afectados aquella tarde, se han visto en la obligación de perder unas horas o algunos días de gestión, para reclamar la compensación o indemnización que les pudiera corresponder por el daño que sufrieron en sus industrias o negocios. Tengo fresco en la memoria el recuerdo de aquella calurosa tarde del famoso "apagón" cuando me encontraba en una cafetería de Torrelavega que durante toda la tarde no pudo servir un café o, finalmente, su imposibilidad de servir bebida fría. Ese es un daño y, con seguridad, hubo muchos más y de mayor envergadura, como se recogerá, con todo detalle y precisión, en las más de doscientas reclamaciones presentadas.

Para evitar el pago de estas indemnizaciones, la empresa ha señalado, como argumento central, que el apagón "fue una fuerza mayor" o, lo que es lo mismo, un incidente derivado de una avería fortuita de un transformador "que nadie puede garantizar que no se produzca". La verdad es que como abonado y, menos si fuera reclamante, difícilmente podría aceptar esta tesis, porque está claro que quién nada tiene que ver con ese apagón es el consumidor, tampoco de la Administración y, por supuesto, no fue un sabotaje. No creo errar si digo que la subestación de Puente San Miguel es propiedad de Electra, lo que significa que cualquier motivo que produjera el "apagón", la responsabilidad pasa por la compañía eléctrica.

La resolución de Electra de Viesgo de no atender el pago reclamado, bien aceptando las peticiones de sus abonados o, en otro caso, pactando unas indemnizaciones más o menos aproximadas a los daños producidos, nos parece lesiva para los consumidores y rechazable, por supuesto, si estamos ante una compañía eléctrica que gana decenas de miles de millones de pesetas - el altísimo beneficio se produce porque los ciudadanos pagamos muy cara la energía - además de que, por lo que conozco y lo que algunas personas han sufrido en situaciones de avería, las compañías eléctricas por la prepotencia que las dan los resultados, no se destacan, precisamente, por su bondad y atención hacia los usuarios.

Si el lector encuentra a algún empleado jubilado de Electra de Viesgo le confiará que su servicio de atención a los abonados es muy inferior al que se suministraba hace cinco, diez y veinte años; si, además, preguntamos a los usuarios, escucharemos quejas, retrasos en el arreglo de las averías y para aquellos que van más lejos y expresan su contrariedad y respulsa por una mala atención, se les facilita un teléfono de Sevilla para que descarguen su reclamación o queja ante el anónimo empleado ubicado a mil kilómetros de Cantabria.

Este hecho - el recurso de la llamada telefónica a Sevilla para cualquier gestión por mínima que sea - es un exponente claro de cómo ha evolucionado esta compañía que fue constituida en 1906 y que contaba con una serie de instalaciones y bienes en el territorio cántabror como la central hidráulica en Puente Viesgo, sobre el río Pas; una línea eléctrica trifásica de casi treinta kilómetos desde dicha localidad a Santander; una central en la calle Tantín y dos grupos electrógenos, además de un edificio de oficinas y almacenes en la citada calle santanderina. Se constituyó con un capital social de un millón de pesetas, representado por dos mil accionistas y se emitieron obligaciones por importe de casi millón y medio de pesetas.

En una etapa de control de capital vasco sobre la sociedad, lo que ocurre a partir de 1908; sin embargo, el poder de decisión de la central en Cantabria fue importante, especialmente en la etapa del director gerente don Manuel Gutierrez Cortines que asumió el mando de la sociedad en 1941 hasta 1978, etapa en la que Eléctra de Viesgo alcanzó una fuerte expansión y un ámbito de actuación que comprende Cantabria y parte de Asturias, Lugo, Palencia y Burgos, cubriendo una superficie total de casi veinte mil kilómetros cuadrados y una población aproximada al millón de habitantes y más de trescientos mil abonados. Cuando en 1983 el Banco Santander adquirió la sociedad mediante oferta pública de acciones, el capital social ascendía a casi 25.000 millones de pesetas, con una producción de más de tres mil millones de kilowatios y un volúmen de ventas superior a 22.000 millones de pesetas. Años después el BS procedió a vender la sociedad que ha pasado al control de la poderosa Endesa.

La negativa de Eléctra de Viesgo - tomada en Sevilla, con seguridad - de no abonar reclamación alguna a los usuarios que sufrieron los efectos del largo "apagón" de junio pasado, nos ha permitido analizar muy por encima la pérdida de control del capital de Cantabria sobre empresas que como la señalada surgieron del impulso de nuestra comunidad y con bienes cántabros. Pero también dejamos constancia del deterioro que hemos constatado los "obligados" abonados a esta sociedad, cómo las decisiones se toman, incluso las menos relevantes, en la sede de Sevilla y la prepotencia de estas compañías eléctricas que tan poderosas gracias a los beneficios que consiguen, suelen despreciar a los usuarios. No estaría de más que Gobierno y el Ayuntamiento de Torrelavega tomasen cartas en el asunto y se personaran en la reclamación para que Eléctra de Viesgo no se salga con la suya y pague lo que realmente debe ya que quién no fue responsable, en ningún caso de aquél "apagón", fuimos los ciudadanos y usuarios que sufrimos las consecuencias.

(ALERTA 14.10.2000)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MARIA DOLORES FERNANDEZ DE FLORANES SALAS, organista, acompañada por la soprano María Pilar López Ortega, el trompeta Basilio Gomarín Píriz y de David Tejero García, alcanzaron un importante éxito ratificado por los aplausos de cientos de personas, con motivo del concierto de órgano, trompeta, oboe y soprano que organizado por la Obra Social y Cultural de Caja Cantabria, se celebró el pasado sábado con motivo de la inauguración del órgano de la Iglesia de San Vicente de Los Corrales de Buelna. El acto estuvo presidido por parte de Caja Cantabria por su Presidente de Comisión de Control, José Ramón Saiz, acompañado del representante de la Obra Social, Gregorio Barriuso; director de zona Luis Angel Ruiz Torres y el consejero general de la Entidad que representa al Ayuntamiento corraliego Mariano García Herrero, además de la presencia de varios miembros de la Corporación municipal y el párroco Francisco Lledías Juntadez. El órgano restaurado fue donado a la parroquia corraliega en 1948, siendo de transmisión eléctrica, con dos teclados manuales de 56 notas y pedalero de dos octavas y media. La restauración ha sido realizada por la empresa Azpiazu e hijo y su costo se eleva a dos millones de pesetas. En la fotografía, el Presidente de la Comisión de Control de la Caja, José Ramón Saiz, felicita a la organista Dolores Fernández de Floranes tras el concierto que llenó de público la iglesia de Los Corrales de Buelna.