Cántabros: ¡vaya ninguneo!
El vuelo a Barcelona es mucho más caro (veintiuna mil pesetas ) desde Parayas que desde Bilbao. En cuanto a los vuelos a Madrid, los precios son más bajos (casi diecisiete mil pesetas) desde Oviedo. ¿No representa esta situación una vergüenza para nuestras autoridades y un injustificado agravio de Iberia con los cántabros?. Señores del Gobierno de Cantabria: este ninguneo es intolerable.
Es evidente que cuando no se reivindica, cuando no se alza una voz con cierta firmeza, los que están enfrente (en Madrid, en este caso) terminan tomándole a uno el pelo o, dicho en expresión más popular, se instala el ninguneo, que es algo así como expoliarte, no darte aquello a lo que tienes derecho; en definitiva, no escuchar la voz de quién reclama aunque lo haga con todos los argumentos y desde la legitimidad y la justicia. Hecha esta reflexión previa, podemos preguntarnos: ¿Se ningunea a Cantabria?. La pregunta se la hicieron el otro día al presidente del Gobierno de nuestra Comunidad Autónoma en una entrevista en Tele-Cabarga y el señor Sieso rechazó que ese ninguneo exista. Entrando ligeramente en este asunto de la entrevista, no entiendo que dos periodistas que fueron, incluso, afectuosos y prudentes en sus preguntas al entrevistado, puedan poner tan fácilmente contra las cuerdas a un político que lleva ya casi siete años de primera autoridad cántabra y su dominio y conocimiento de los asuntos de la gobernación de la comunidad debiera ser prácticamente absoluta. Quiero no profundizar sobre lo que ví y escuché por respeto ( aunque no debido), apuntando únicamente que no es precisamente la expresión y la comunicación lo más sólido del actual presidente.
El último ninguneo a Cantabria es el de los vuelos de Iberia entre Madrid y Santander, tras las sospechas bien sustentadas de los sindicatos de que la compañía estatal procedería en breve a la anulación de dos vuelos de la mañana. Las últimas informaciones indican que finalmente los vuelos se mantienen, pero se llevan a unos horarios extremos que prácticamente representan una anulación fáctica. En esta polémica, es ya difícil asumir que el Gobierno de Cantabria no tuviera información de primera mano - que llegó por vía de los sindicatos-, sobre todo cuando el Gobierno cántabro en estos últimos años ha dedicado algunos cientos de millones de pesetas a garantizar la comunicación aérea entre la capital cántabra y Madrid, eso sí, permitiendo situaciones de grave desventaja y perjuicio económico para los ciudadanos y las empresas de nuestra comunidad, como demostraré a continuación. Es decir, el que paga los supuestos déficits de estos vuelos se entera por la prensa de las intenciones de Iberia y, sin embargo, aquí no pasa nada.
La política del Gobierno de Cantabria ha representado un fracaso sin paliativos en este campo ya que, por un lado, se ha dedicado a indemnizar a la compañía estatal sin atar bien los compromisos cara al futuro y, por otro, no ha roto el carácter de monopolio con el que Iberia opera en Parayas, aspecto éste que viene generando graves perjuicios económicos a los ciudadanos y a las empresas cántabras ya que los vuelos residenciados en el aeropuerto de Cantabria son bastante más caros que los que salen a la capital de España o a Barcelona desde Oviedo y Bilbao, por citar los dos aeropuertos más próximos. Acudo a la página web de Iberia y me encuentro con las tarifas oficiales que nos ilustran nítidamente sobre el daño económico que sufren nuestros ciudadanos y empresas en relación a quienes operan desde Oviedo o Sondica. Así, el precio Santander-Madrid, ida y vuelta, asciende a cincuenta y cinco mil pesetas mientras que desde Oviedo la tarifa de la compañía Spanair es de treinta y nueve mil. En cuanto a las tarifas a Barcelona, el agravio para los cántabros representa otro disparate: desde Parayas, la tarifa es de sesenta y tres mil setecientas pesetas; sin embargo, si usted coge el vuelo en Sondica el precio del billete, bien en Air Europa o en Spanair, es de cuarenta y dos mil trescientas noventa pesetas. Casi nada. ¡Veintiún mil pesetas de agravio!. Yo pregunto si alguien entiende o puede darme una explicación coherente que justifique que el viaje a Barcelona desde Parayas sea más caro que a París o a Roma desde Madrid.
Recuerdo que hace cuatro años presenté y defendí en el Parlamento de Cantabria una iniciativa con el fin de instar al Gobierno a que iniciara gestiones con la compañía Spanair para que operara en Parayas, tal y como habían pactado las autoridades del Principado de Asturias, con ofertas Oviedo-Madrid en torno a las diez mil pesetas ida y vuelta. Recibí buenas palabras pero una vez más no se hizo nada; como siempre lo que cuesta trabajo, aquello que exige dedicación y horas de trabajo, acciones insistentes, es decir, capacidad de lucha, se quedó en el olvido. De esta falta de diligencia y acierto por parte del Gobierno vienen estas situaciones tan lamentables como irritantes. Ya no me molesto en preguntar donde está el señor Revilla o, donde queda un poquitín de conciencia en cuanto a luchar para que a este pueblo nuestro se le trate con la misma justicia y los mismos derechos que a los demás, no desde esta injusticia lacerante que no parece incomodar ni sonrojar a nuestros gobernantes. Y bien puedo asegurarles que no lo hago porque me afecte al bolsillo ya que siempre he sido forofo del tren y aunque el Talgo tarde cinco horas a Madrid - otro ejemplo del escarnio con Cantabria - se viaja con cierta comodidad y por ocho mil y pico pesetas ida y vuelta y en clase de primera.
Pienso que estas situaciones aquí explicadas, con datos e informaciones reales, debieran provocar alguna reflexión en este Gobierno PP-PRC al que le tranquiliza en la comodidad esta situación de anestesia colectiva, favorecida por una oposición que salvo algunos repuntes en áeas concretas, no sabemos donde está y cuanto va a durar su modorra equivalente a la del Ejecutivo. Entiendo que los miembros del Gobierno estarán complacidos y felices en sus sillones, pero debieran bajar un poco a nivel de calle y escuchar a la ciudadanía entre la que existe un gran escepticismo, viendo que no hay pulso y, lo que entiendo más grave, tampoco rumbo. Los consejeros no aceptan de buen gusto la crítica y se quedan en lo irrisorio, sin dar trascendencia a todo aquello que realmente tiene interés público. En la inexistente voz de Cantabria sobre el Plan Hidrológico Nacional tenemos un ejemplo con un consejero de aguas desaparecido del debate político y cuya última referencia que tenemos de su existencia fue el envío a sus amistades en las últimas navidades de un botijo con agua del Ebro y, sin embargo, ¡casualidad! se le olvidó defender en Zaragoza esas aguas y recordar en la reivindicación de unas justas compensaciones la riqueza que han dado a La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña gracias al enórme sacrificio que supuso para muchas familias campurrianas la construcción del pantano en tierras del bajo Campóo, permitiendo que Aragón - bien se lo ha ganado - patrimonialice en su beneficio las aguas de ese río que como escribió Ptolomeo nace "en el país de los cántabros .
Concluyendo, Cantabria y los cántabros estamos siendo ninguneados. Y no cito aquí , con extensión, otros asuntos que reflejan esa situación de agravio: la autopista de peaje, la reforma - que no construcción - de un nuevo Valdecilla; el ferrocarril que será modernizado dentro de una década, el abandono del ferrocarril de la costa, la falta de inversiones estatales suficientes, la necesidad de mayores incentivos públicos para proyectos industriales y un largo etcétera, sin olvidar que en Cantabria llevamos ya varios años sin que se haga política y que la normalidad se ha transformado en mediocridad. Quisiera que me convencieran de lo contrario pero tengo presente lo que escribió Gracián: "El menosprecio (ninguneo) es la forma refinada de la venganza". Solo cabe preguntarnos que hemos hecho los cántabros para que Iberia y otros poderes nos maltraten injustamente. Conste esta protesta.
(ALERTA 3.3.2001.)