Transparencia sobre la deuda de Cantabria

Conocíamos que el endeudamiento hizo posible Cabárceno, el palacio de Festivales y carreteras que diez años después son válidas para el siglo que hemos estrenado; ahora, sin embargo, el Gobierno regional en solo un año ha incrementado en seis mil millones de pesetas la deuda y los cántabros no sabemos donde ha ido. ¿Nos desvelarán tan alto secreto?

Hace unos días el Banco de España ha dado a conocer un informe con datos recientes sobre la deuda de las Comunidades Autónomas, ránking en el que Cantabria ha presentado una segunda posición en la que, por cierto, no figuramos en otras estadísticas económicas y sociales que nos harían más felices y optimistas cara al futuro. En efecto, Cantabria ha sido la segunda de las diecisiete autonomías que más ha incrementado su deuda en el año 2000, después de la Comunidad Valenciana, mientras que otras regiones como las de Asturias, Canarias, Castilla y León, Extremadura y Galicia la han disminuido en porcentajes relevantes. El incremento de la deuda de Cantabria ha sido importante: un 18,7 por ciento sobre la existente en 1999, lo que representa nada menos que seis mil millones de pesetas de aumento, pasando de treinta y dos mil millones a treinta y ocho mil millones de pesetas. En otras comunidades - Valencia, Aragón o Castilla La Mancha - el consejero responsable ha salido a justificar el incremento del endeudamiento de su comunidad; sin embargo, aquí en Cantabria, el titular del departamento ha enmudecido o se ha apartado de un debate que reclama, al menos, transparencia. La gran pregunta que debiera contestarnos el señor consejero es concluyente: ¿en que se ha gastado/invertido esos seis mil millones?. ¿Para qué ha servido ese significativo incremento de la deuda cántabra?. ¿Ha ido algún proyecto de alto interés que desconocemos?. ¿Se han destinado, por el contrario, a equilibrar los déficits de transferencias mal negociadas?. En una palabra, señor consejero de Economía, díganos algo.

En todo caso, inicio estas reflexiones con un posicionamiento personal sobre la filosofía endeudadora de las Administraciones. La capacidad que un gobierno local, regional o estatal para generar deuda representa una oportunidad para enriquecer a la sociedad, si esa deuda, eficazmente, se lleva a inversiones productivas, a proyectos modernizadores y, en definitiva, a propuestas que impulsen una determinada dimensión a un municipio, Comunidad Autónoma o nación. La deuda pública no es, de entrada, un concepto o recurso negativo; lo será si esa deuda sirve para incrementar el gasto público y, por tanto, no se transforma en algo tangible y positivo para la comunidad en general. Conclusión: he estado, estoy y estaré siempre a favor de endeudamientos que representen adelantar en años infraestructuras o, bien para crear esas infraestructuras viarias, culturales, sociales o deportivas, que estimulen un progreso general para la comunidad. Así, por ejemplo, entre los finales de los cincuenta y mediados de los sesenta, varios países europeos apostaron por su modernización en infraestructuras y un mayor progreso gracias a su capacidad endeudadora estimulada por los Estados Unidos, mientras que España se quedó atrás porque sus autoridades se conformaban con no generar déficits presupuestarios.

Muchos lectores recordarán que en los inicios de los años noventa el incremento de la deuda de Cantabria provocó ríos de tinta, polémicas y descalificaciones desaforadas. Fue una etapa en la que se inició Cabáceno, el palacio de festivales, se apostó por una mejora genética de la cabaña ganadera con los famosos toros que tanta controversia interesada generó y se construyeron un buen número de carreteras con un ancho homologable y excelente firme, que entraron en funcionamiento hace una década y que serán validas durante muchos años del siglo que hemos estrenado. Para situarnos en el contexto político de aquél tiempo, gobernaba el señor Hormaechea con las siglas del PP y Revilla -hoy cómodo y fácil coaligado del PP, que ha perdido toda seña de reivindicación política positiva tras instalarse en el Gobierno de la Comunidad Autónoma- estaba en la oposición, que en una clara estrategia de criminalizar la deuda, se llegó a estimarla en más de cien mil millones de pesetas, exportando la idea falsa y distorsionada de que Cantabria estaba en quiebra.

Pero aquella deuda sirvió , como bien se conoce, para que esa gran inversión que es hoy un referente internacional de Cantabria como es Cabárceno se construyera, superando todas las dificultades y zancadillas que el proyecto encontró en el camino. Creo que en un reciente informe del Consejo Económico y Social se indica que hay que apostar por un nuevo turismo; entonces el turismo que teníamos era preferentemente de playa y, sin embargo, Cabárceno -hace ya casi diez años- abrió una nueva dimensión a la oferta turística cántabra. La apuesta por este gran centro de naturaleza se hizo gracias a la capacidad de riesgo y endeudamiento de aquella etapa, pues con toda seguridad la Comunidad Autónoma no habría ejecutado aquella gran inversión teniendo en cuenta los recursos insuficientes de los presupuestos ordinarios, lo que significa que acudir al endeudamiento fue acertado y que ello ha posibilitado que llevemos diez años disfrutando de un Cabárceno que es admirado dentro y fuera de Cantabria y que esta gran infraestructura de ocio ha generado ya varios miles de millones de pesetas, además de ser un centro de trabajo con un buen número de empleados. En consecuencia, este endeudamiento fue acertado, porque Cabárceno ha sido un éxito indiscutible que ha llevado a los más críticos al proyecto inicial a asumir en voz baja la riqueza que representa. Lo mismo podríamos decir del palacio de festivales que construido hace ya once años es, sin embargo, una infraestructura cultural totalmente válida para muchos años del siglo XXI. Es decir, cuando se genera deuda es para hacer cosas que perduren y de las que se beneficie toda la comunidad.

Al final, aquella deuda fue mucho menor que la que algunos se inventaron -nunca superó los cuarenta mil millones de pesetas y, ello, a pesar de que existían altos tipos de interés- mientras que ahora tenemos una deuda que de treinta y dos mil millones ha pasado en tan solo doce meses a treinta y ocho mil millones de pesetas, lo que hace que preguntemos al señor consejero de Economía que, como sus colegas de otras autonomías, informe a la opinión pública sobre el destino de esos seis mil millones más de deuda. ¿Ha ido a inversiones?. Si la respuesta es afirmativa ¿a que proyectos de interés general que representen un beneficio tangible para Cantabria y los cántabros?. ¿O, se ha llevado a gastos generales y al déficit de transferencias mal negociadas?. Me temo que a proyectos ambiciosos, desde luego que no. Miro nuestro panorama y sigo sin encontrar nada que defina un perfil ambicioso de este aburrido gobierno PP-PRC. Recuerdo, ahora, que seguí un momento por televisión el debate de presupuestos y constaté que el consejero de Economía no fue capaz de definirnos el presupuesto, los objetivos que persigue, el modelo de autonomía que alienta. Nada, en definitiva.

Insisto, la deuda se ha incrementado en seis mil millones de pesetas y no percibo en que se ha invertido/gastado. Eso sí, recibo en mi casa un botijo con agua del Ebro con la tarjeta de un consejero (¡que se lo envíe al ministro Matas o a las autoridades de La Rioja, Aragón o Cataluña afirmando con firmeza y rotundidad que algo mucho tenemos que decir los cántabros sobre las aguas que nacen en nuestra comunidad!); recibo, también, un calendario turístico de otro consejero con un saluda impreso ¡hasta en los calendarios de pared! como si con la foto de un presidente se debe frivolizar - ¿nos imaginamos que nos envíe uno Aznar o, en su momento, González con su foto a cargo de los presupuestos del Estado?-; en consecuencia, que se hacen gastos que no están muy justificados y, claro, la deuda se incrementa pero no por la vía de impulsar y ejecutar esos proyectos inversores novedosos e imaginativos- que es la prueba de aptitud para un gobierno- que puedan marcar positivamente el progreso de una comunidad. Consejero señor Santamaría: ¿nos puede informar a los cántabros sobre ese incremento de seis mil millones de pesetas de nuestra deuda en tan sólo un año?. Al menos, hágalo en el Parlamento si entiende que bajar a la arena de una tribuna periodística le representa un esfuerzo indebido.

(ALERTA 13.01.2001)