Por
una Cantabria cohesionada
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No entiendo que un presidente en una fiesta de todos, excluya a una parte. Si descalifica el nacionalismo pensando en los vecinos batasuneros, se equivoca:(esos son fascistas!.Mejor que nacionalista, regionalista, socialista o popular, lo que se necesita es que se ejerza de cántabro con autenticidad, firmeza y radicalismo positivo a favor de lo nuestro. |
Hace unos días, con motivo del Día de la Región, en Cabezón de la Sal, el presidente de la Comunidad Autónoma pronunció un discurso en el que entre términos comunes y manidos, depreciados por su reiteración, sobrepasó, sin embargo, la dimensión estrictamente institucional para situarse en un plano partidista. Dijo nada menos que "Cantabria no será nunca nacionalista", tesis que si parte de considerar el nacionalismo como opción política, significa tanto como afirmar que Cantabria no será socialista, regionalista o ecologista; en consecuencia, estamos ante un mensaje que rompe una norma de evitar que estas jornadas cántabras se conviertan en tribunas del partido gobernante. Ya he escrito que las jornadas de dimensión cántabra e institucional se están depreciando cuando más necesitan de un fortalecimiento -especialmente la del Día de las Instituciones, en Puente San Miguel- y citaba la torpeza del Gobierno de Cantabria que en una política errática y confusa -un año sí y al siguiente no- declara festividad esta jornada oficializada por el Parlamento de Cantabria. A la torpeza del Gobierno se suma ahora el error de su principal responsable, al pronunciar un discurso triunfalista, partidista y excluyente. No es ya un insulto a la inteligencia y sentido común afirmar que su Gobierno es el "primero de la clase" a nivel del Estado, sino que representa una falta de respeto a la voluntad de los ciudadanos y al foro institucional en la que pronunció el discurso al afirmar que Cantabria no será nunca nacionalista. Muchos ciudadanos se han preguntado a qué viene tal salida de tiesto de un presidente que es prudente en exceso en decir, hacer y reivindicar. No entiendo, ciertamente, por qué en una fiesta de todos se utiliza un tono partidista y, además, cuando lo que se afirma es obvio. Salvo que cambien mucho las cosas, Cantabria no será nacionalista. Entonces, si esto es obvio, sólo podemos deducir que la frase en cuestión lleva una carga peyorativa, despectiva o demonizadora. Si intenta decir que Cantabria no será nunca de ese nacionalismo batasunero que campea en la vecindad, se equivoca y hace un flaco favor a un sentido de Estado al que el nacionalismo ha ofrecido estabilidad de gobierno. Lo batasunero, señor presidente, no es nacionalismo: ¡es fascismo!. Ahora bien, si lo que ha intentado es descalificar el nacionalismo gobernante en algunas comunidades, habrá que decir al señor presidente que sea coherente, ya que no hace más de tres semanas elogió en Santander a Jordi Puyol y el presidente catalán es el representante genuino del nacionalismo partidista. Nadie mejor que él encarna los valores de un nacionalismo que, como tal y por ser innato a su condición, "barre para casa", con lo que a los catalanes les va bien. |
Así, la diferencia de un presidente nacionalista y otro del partido en el Gobierno del Estado, es que Puyol ha obtenido (600.000 millones de pesetas! (250.000 millones más de los inicialmente previstos) para inversiones por apoyar el Plan Hidrológico y el Sr. Martínez Sieso, presidente de la comunidad en la que nace el río Ebro, ha aceptado los cincuenta mil millones ofrecidos por Madrid, a repartir en diez años.¡Esta es la diferencia!. Acudiendo al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua y sobre la voz "nacionalismo", nos encontramos con los siguientes significados: apego de los naturales de un territorio al mismo y a cuanto le pertenece; exaltación en todos los órdenes de su personalidad completa y, aspiración o tendencia de un pueblo o raza a constituirse en estado autónomo. Estos son los principios básicos del nacionalismo; pues bien, desde mi rechazo al último de los significados ya que como cántabro siempre me he sentido español, en el nacionalismo positivo, de sentido común y responsable, no veo perversidad porque los otros dos conceptos los asumo con plenitud. Tengo un total apego a Cantabria y a cuanto la pertenece y quiero realzar su personalidad y su plena identidad hasta la misma raya que marca la Constitución. Ahora bien, mejor que nacionalista, regionalista, popular o socialista, lo que esta comunidad necesita es que se ejerza de cántabro, es decir, ser cántabro con más autenticidad, más rigor, firmeza y radicalismo positivo en favor de lo nuestro, que es la voluntad que falta. La conclusión de esta incursión dialéctica es elocuente y se manifiesta, en mi caso, en cientos de artículos sobre la identidad histórica de Cantabria. Las palabras escuchadas en Cabezón de la Sal no tienen más objetivo que desprestigiar cualquier proyecto que crea en la identidad auténtica de Cantabria. Domesticado, sometido y anulado el regionalismo oficialista, se trata para los centralistas de evitar cualquier riesgo de futuro, aunque ese nacionalismo al que parece que el Sr. Sieso quiere cortar el paso no sea más que una defensa de la cantabricidad con un plus de cierto radicalismo positivo. Pues bien, yo creo en esta comunidad con derechos históricos para su autogobierno, mientras que desde el otro concepto se entiende y se gestiona de forma dependiente y subordinada a lo que disponga el poder central, ya que el regionalismo oficial es reduccionista en todo aquello que representa identidad histórica y derechos del autogobierno. Esa es la diferencia, nada menos. Por último, el presidente con este tipo de declaraciones se sitúa al margen de la necesaria cohesión como proyecto para el pueblo cántabro. Ni su política, ni tampoco cada uno de los partidos existentes, representan un modelo único de cohesión. Merece la pena que tome nota de que la identidad colectiva y el modelo institucional al servicio de las personas, es consecuencia de su libre adhesión, desde la diversidad ideológica y los diferentes modelos de integración, producto del pluralismo político de una sociedad libre. Así lo veo, lo entiendo y defiendo. ALERTA 18/08/2001 |
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