La crisis de las comarcas del interior: el ejemplo de la del Nansa /2

 

En el periodo 1996-97 se produjeron tan solo 21 nacimientos por 105 fallecimientos, dinámica negativa que refleja la sangría demográfica de las comarcas del interior.

De los 102 municipios cántabros, 76 tienen menos de tres mil habitantes, de los que 31 cuentan con menos de mil y 13 presentan una población inferior a los quinientos.

La filosofía en la que vengo sosteniendo mis criterios comarcalizadores parte, sobre todo, de un mayor y más equitativo reparto de la riqueza regional que pase por principios de solidaridad intercomarcal. En este sentido, hay que partir de una afirmación simple y sin equívocos: varias comarcas de Cantabria sufren una profunda regresión con una pérdida sustancial de su población; así los datos demográficos de las dos últimas décadas son concluyentes y ponen sobre la mesa del debate el despoblamiento de los municipios de la Cantabria del interior y, especialmente, de comarcas como la del Nansa que pilotada, presumiblemente, sobre seis municipios - en base a la propuesta que abordo en mi obra La Comarca en la Autonomía de Cantabria -, presenta esta pérdida de población en el periodo 1986-91: Polaciones (-22,70%); Herrerías (-15,43%); Lamasón (-10,60%); Peñarrubia (-27,31%); Rionansa (-8,30%) y Tudanca (-37,61%). Estas estadísticas, a primera vista, reflejan esa sangría demográfica imparable que se ha ido confirmando en años siguientes y que al día de hoy se mantiene.

Sobre estos datos hay que destacar que de los 102 municipios de Cantabria, 68 perdieron población en este periodo de 1986-1991. No hemos tenido acceso a los datos oficiales al año 2000, pero es más que previsible –seguro- que la pérdida demográfica haya continuado. En cualquier caso, atendamos la siguiente estadística del mapa municipal cántabro, realmente enfermo y en crisis, que precisa antes de que se plantee la desaparición de municipios, de la urgente institucionalización de la comarca:

De los 102 municipios cántabros, 76 tienen menos de 3.000 habitantes con esta distribución:

18 municipios entre 2.000 a 3.000 habitantes.

.27 Municipios entre 1.000 a 2.000 habitantes.

31 municipios con menos de 1.000 habitantes, de los que 13 están por debajo de los 500.

Solo 26 municipios, es decir, la cuarta parte de los existentes en Cantabria, presentan una demografía superior a los 3.000 habitantes
.

Los datos demográficos sobre la población en los municipios de la comarca del Nansa demuestran, además, el envejecimiento acelerado de su población, así como un crecimiento vegetativo negativo. Estos datos extraidos del Proyecto de Plan Gerontológico de Cantabria, son concluyentes:

Año 1996 Población >65 % %>80
HERRERIAS 754 199 26 8
LAMASON 417 146 35 10
PEÑARRUBIA 298 116 39 11
POLACIONES 302 106 36 10
RIONANSA 1561 396 25 6
RUDANCA 275 82 29 7

Otros datos estadísticos son igualmente elocuentes y reflejan como son más los que mueren que los que nacen, lo que representa un progresivo e imparable retroceso de la población de los municipios del Nansa. Así, en los años 1996 y 1997 fueron 105 los fallecidos en la comarca por tan solo 21 nacimientos, lo que significa un decrecimiento poblacional de 84 personas.

Desde una reflexión sobre estos datos que ofrecen conclusiones problemáticas, tenemos que insistir que la creación e institucionalización de las comarcas no necesariamente debe significar la desaparición de los pequeños municipios; sin embargo, puede afirmarse que la compleja consolidación por falta de servicios públicos, financiación adecuada y despoblamiento de los pequeños municipios, significa una causa más en la necesaria creación y funcionamiento de la comarca.

Un ente territorial que al tiempo debe posibilitar que el gobierno y la administración de los pueblos se amolde a modernas técnicas; organizar mejor los servicios ya que a cargo de un solo municipio supone, sin duda, una carga deficitaria y, finalmente, amortiguar dichos déficits dirigiendo los servicios a una población supramunicipal, que abarate los costes.

Estas ventajas de la comarca son evidentes. Un municipio, por ejemplo, como Tresviso o Las Rozas de Valdearroyo -y en no mejor situación está el de Polaciones- con presupuestos ínfimos, apenas puede prestar el más pequeño servicio a los ciudadanos y difícilmente puede soportar el coste de un secretario y un alguacil. Pero si todos los ayuntamientos de Liébana, Campóo o de la comarca del Nansa, se institucionalizan en una comarca, está claro que el nivel de servicios aumentará y los pequeños y despoblados municipios podrán, incluso, garantizar y mantener un "status" gracias a la coordinación de los asuntos municipales más importantes a través de un consejo comarcal.

No así ha ocurrido con la división municipal de Cantabria, que cuenta con los mismos municipios -102 en total- que hace cien años; lo que no quiere decir que la división establecida a finales del siglo pasado se mantenga intacta porque sea ideal u óptima. Como tampoco podría afirmarse que sea una división mala. Mejor sería afirmar, como nos ofrecerán determinadas conclusiones, que la división municipal de Cantabria ya nos es lógica, porque más de una treintena de ayuntamientos están biológicamente muertos por el envejecimiento de sus habitantes y no tener ya tasas de reposición, que no significa avalar su desaparición, sobre todo cuando es una institución muy arraigada en nuestros ciudadanos.

En 1846 Cantabria o la antigua provincia de Santander contaba con 115 ayuntamientos, pues a los 102 actuales se añadían los de Ongayo (hoy Suances con 1.634 habitantes); San Vicente de León y Los Llares (303 habitantes); Pujayo (294); Viérnoles (781); Riovaldeiguña (516); Argüeso (806); Rioseco (171); Los Carabeos (480); Espinama (435); Lloreda (717); Sámano (1.680); Oriñón (154); Marrón (591); y Seña con 270 habitantes. Estos municipios fueron desapareciendo entre 1846 y 1870, aproximadamente, quedando desde esa fecha los 102 municipios que existen en la actualidad.

Pero el futuro del municipio rural de Cantabria -prácticamente las tres cuartas partes del total- no puede desvincularse de su constante pérdida de población en lo que llevamos de siglo. Es fácil comprobar esa "movilidad" de la población, ya que si en 1900 el 65,6 por ciento de la población cántabra vivía en ayuntamientos de menos de cinco mil habitantes, resulta que según los datos de población de 1988, en el total de 86 municipios con menos de cinco mil habitantes solo vivían el 28 por ciento, es decir, en los 16 municipios de más de cinco mil habitantes reside actualmente más del 72% de la población cántabra.

(Extracto de la conferencia sobre la Comarcalización de Cantabria impartida por el autor de este artículo el día 8 de diciembre en el Eco-Museo de Puente-Pumar (Polaciones), organizada por la Asociación sociocultural Pejanda).

ALERTA 12/12/2001