Oportunidad de desarrollar la Ley de Comarcas y 3/ 

 

La comarca garantiza que los municipios pequeños sobrevivan y puedan cumplir los servicios indispensables a favor de sus convecinos.

Los municipios de Liébana y Campóo, comarcas históricas y geográficamente delimitadas, debieran ser los primeros en impulsar la comarcalización.

Cuando analizamos el hecho comarcal, una pregunta inevitable surge respecto a si es necesario abrir un debate en torno a la conveniencia o no de reformar el mapa municipal cántabro. Contestaré que el pragmatismo podría aconsejar la fusión de municipios; sin embargo, tanto el realismo como el respeto a la autonomía municipal y al parecer de sus protagonistas, que son los vecinos, nos dice que no deben desaparecer aquellos municipios más desfavorecidos por las nuevas coyunturas y que presentan datos demográficos realmente preocupantes.

Cantabria cuenta con al menos cincuenta municipios condenados a seguir perdiendo población en la próxima etapa. No hay quien pare ese descenso, por lo que su viabilidad como municipios, si no amenazada, si está en entredicho. Sin embargo, insistimos, deben sobrevivir con todas las ayudas precisas y necesarias, ya que la ciudadanía de estos municipios no está por la labor de autodisolver su propio Ayuntamiento. La vida municipal debe seguir siendo una escuela de democracia, de participación y de colaboración cívica. Y estos pequeños municipios han de mantener con orgullo su personalidad y disponer de los servicios que la vida actual ofrece a la población en los núcleos urbanos.

Cantabria sobrevive –y conviene reafirmarlo- gracias a la identidad de estos pequeños municipios, ya que es en allí donde perduran las más viejas costumbres y tradiciones que dan identidad histórica a nuestra comunidad. Por algo reclamamos atención desde los poderes públicos para que no pierdan sus señas de identidad y personalidad propia. En consecuencia, se hace necesaria una política de profunda solidaridad, reducir los actuales desequilibrios o, dicho de otra manera, la de promover sólo las acciones públicas que los atenúen o reparen.

Hagamos, a continuación, unas reflexiones sobre la Ley de Comarcas, tan desconocida y tan ignorada a efectos prácticos por los municipios de Cantabria y sus responsables de gobierno, desde la satisfacción de haber sido uno de los ponentes de su elaboración, en la que tuve la oportunidad de defender todos los principios que en los últimos veinte años he defendido en artículos y libros sobre la comarca:

1.- La creación de cada una de las comarcas se realizará por Ley del Parlamento, es decir, a partir de que exista acuerdo de esa voluntad por los municipios que constituyan la misma; ley que determinará su denominación, ámbito territorial, funcionamiento y sede de sus órganos de gobierno, que serán representativos de los Ayuntamientos que las formen, así como las competencias y recursos económicos propios de las mismas. La potestad de la creación de las comarcas reside, pues, en el Parlamento, pero para que el Parlamento apruebe esa ley específica tiene que contar con el beneplácito de los municipios.

2.- El artículo 9 recoge las competencias propias de las comarcas, que van desde la ordenación del territorio, protección del medio ambiente hasta la cultura, deportes, patrimonio histórico, transportes, residuos sólidos y aquellas otras que, por interés general, puedan ser ejercidas en el futuro por la comarca. También podrá asumir competencias delegadas por la Comunidad Autónoma cuando, por sus características, no requieran unidad de gestión ni su ejercicio directo.

3.- Se crea el Consejo Comarcal cuyos órganos si el pleno, el presidente, los vicepresidentes y la Comisión Especial de Cuentas. En este Consejo estarán representados todos los ayuntamientos a través de los partidos de forma proporcional a su representación electoral.

4.- La comarca como un ayuntamiento de ayuntamientos tendrá sus propias cuentas públicas y se podrá beneficiar de un plan de inversiones comarcal, con una selección de prioridades y objetivos que con una vigencia de cuatro años será financiado por el Gobierno de Cantabria, existiendo, además, un plan de fomento de la comarcalización al que, por el momento, no se han acogido los municipios que apostando por esta fórmula territorial forman comarcas naturales muy específicas, como Campóo, Liébana, Trasmiera o Nansa.

Comentados algunos aspectos fundamentales de la ley, tenemos que señalar que lamentablemente no se está desarrollando, mucho nos tememos porque desde el Gobierno de la Comunidad Autónoma no se tiene interés - quizás por mantener un control de clientelismo político sobre los municipios de tan nefastas consecuencias - y, sin embargo, es de vital importancia ante la crisis de los pequeños municipios y la necesidad más acuciante de comarcalizar servicios para que todos los ciudadanos, sean de la ciudad o del mundo rural, tengan los mismos derechos.

Observamos, por tanto, que se habla y se escribe con frecuencia de las comarcas, pero a la hora de la verdad nunca hemos visto comarcas funcionando en objetivos supramunicipales, cuando ya hay una ley con casi tres años de vigencia. A este respecto, debemos ser sinceros: nadie habla mal de la comarca; la comarca encuentra en un ámbito como éste, en cualquier foro, paladines encendidos; pero a la hora de la realidad, cuando ya no se habla de planteamientos teóricos sino de comarcas concretas, de su puesta en marcha, cuando el mecanismo de constitución está previsto y vigente, entonces los paladines enmudecen y con frecuencia se convierten en enemigos de esta fórmula territorial de vital importancia que ofrece, sin duda, nuevas perspectivas para ofrecer soluciones realistas e imaginativas a la crisis demográfica de nuestros municipios del interior.

Me queda, pues, desde esta tribuna y desde este Valle de Polaciones hacer un llamamiento público a las autoridades locales de los municipios de Liébana y Campóo, como comarcas históricas, geográficas y naturales, sin problemas de límites ni de identidad, para que pongan en marcha los mecanismos de la ley y estructuren la comarca en beneficio de los ciudadanos, de la vida de nuestros municipios afectados por una profunda crisis demográfica y en favor de una reafirmación de la identidad histórica que nuestras comarcas aportan a la idea de Cantabria.

En consecuencia, abramos un foro de pensamiento sobre el futuro de Cantabria, de sus municipios, sobre la comarca; en definitiva, sobre el progreso de nuestra tierra, que inspira nuestros más nobles sentimientos de patriotismo y amor a la tierra de nuestros antepasados.

(Último capítulo resumen de la conferencia sobre la Comarcalización de Cantabria impartida por el autor de este artículo el día 8 de diciembre en el Eco-Museo de Puente Pumar (Polaciones), organizada por la Asociación sociocultural Pejanda).

ALERTA 20/12/2001