De inversiones en Asturias a la realidad de Cantabria

 

La comunidad asturiana ha recibido una inversión - sin precedentes - de 610.000 millones en tres años. Destacan los fondos mineros, mientras aquí asistimos a la desaparición de la Asturiana de Zinc con la pérdida en los últimos veinte años de casi mil quinientos empleos, sin que se concreten ayudas extraordinarias.

Casi 350.000 millones recibirá Asturias para su metrotren. Aquí continuaremos con una vía estrecha caduca y de velocidad limitada que obliga a que el trayecto Santander-Bilbao se haga en el siglo XXI en ¡tres horas!.

Acabo de venir de un viaje por Asturias y de observar de cerca lo que acontece por el Principado, en unas jornadas en las que el PSOE que gobierna la comunidad y, el PP que gobierna la nación, se disputan con duros ataques y elevada crispación el importante crecimiento económico asturiano del año 2000. En el artículo de la pasada semana, pedía un poco de reflexión a las autoridades para que no se recreen en exceso en la autocomplacencia cuando estamos, nada más ni nada menos, que a un ¡cuarto de siglo! de la prosperidad de la comunidad navarra.

Es importante de vez en cuando traspasar nuestros fronteras autonómicas y comprobar in situ lo que sucede en regiones vecinas de carácter uniprovincial con el fin de comparar. Un repaso rápido a la prensa asturiana de estos días nos porporciona esta situación: El vicepresidente Rato ha destacado que los 610.000 millones invertidos en Asturias en tan solo tres años no tienen precedente; el pasado jueves se colocó la primera traviesa del AVE con Asturias que el presidente del PP calificó de "día histórico para Asturias" y, como colofón a este glosario, en breve comenzará una inversión de casi trescientos cincuenta mil millones de pesetas para el metrotren de Asturias, una gran obra ferroviaria diseñada expresamente para la comunidad vecina. No está mal ¿no?.

Antes de continuar con las reflexiones que nos deparan estas noticias, hay que apuntar que Asturias tiene dos ministros importantes en el Gobierno central: el vicepresidente económico señor Rato - cuya influencia está en ascenso - y el titular de Fomento, señor Alvarez Cascos, además de contar con una vida institucional de mayor altura por nuestra propia dejacción en el ejercicio de derechos históricos que Cantabria no ha sabido aprovechar y potenciar, ejemplo el origen probado pero nunca reivindicado de la raíz cántabra de la Monarquía Española, que Asturias ha sabido capitalizar. Por el contrario, la pérdida de influencia de cántabros en Madrid y, en concreto, en áreas gubernamentales y la falta de relieve y firmeza de nuestras autoridades para reclamar en la capital del Estado y llamar a las puertas de los Ministerios, es bastante elocuente. Es sabido - por citar un ejemplo - que el señor Fraga a sus ochenta años es capaz de visitar más ministros en un solo día que todo nuestro gobierno en una legislatura.

La presencia de Rato en Asturias para celebrar el bicentenario de Alejandro Mon y Menéndez - uno de los grandes hacendistas españoles - comenzó largando una andanada al gobierno del Principado al afirmar que Asturias debe seguir el ejemplo de otras regiones uniprovinciales. El vicepresidente económico eludió pronunciar nombres, pero el redactor de la Nueva España cita como modelos sugeridos los de Navarra o La Rioja. Después, el vicepresidente Rato hizo las cuentas del enorme apoyo estatal a la comunidad asturiana: nada menos que seiscientos diez mil millones de pesetas en tres años, afirmando que como esta inversión "no hay precedentes". De las inversiones, se destaca un nuevo campus universitario y casi doscientos proyectos empresariales gracias a varias decenas de miles de millones en apoyo a nuevas industrias, con un alto nivel de nuevos empleos. Y añade el vicepresidente: "Asturias tiene que ser consciente del esfuerzo que está haciendo España".

 

Conviene no olvidar, por cierto, que Asturias se beneficia de los llamados fondos mineros - en estos momentos se está construyendo la llamada autovía minera -, que sin discutir a Asturias lo que debe recibir por la crisis de este sector, uno se pregunta por qué esa solidaridad no llega a Torrelavega y, en concreto, ante la segura desaparición a corto plazo de la Asturiana de Zinc. No se trata de observar este hecho desde la óptica de que desaparecerán próximamente más de trescientos empleos, sino de indicar que en los últimos veinte años se han perdido casi mil quinientos empleos más en esta empresa; es decir, la incidencia en Cantabria de la crisis minera por agotamiento de yacimientos no recibe el mismo tratamiento que en otras comunidades. ¿Se le habrá ocurrido a nuestras autoridades reclamar estas ayudas para que se haga realidad una solidaridad española efectiva y real?.

A la par que el vicepresidente Rato ha salido a la palestra el presidente del PP asturiano para celebrar en un artículo con el título "un día histórico para Asturias" la colocación de la primera traviesa del tren de alta velocidad que llegará a Oviedo-Gijón. Ratifica que será el más rápido y, por tanto, competitivo, mientras que para Cantabria no se han despejado las dudas de si estaremos a velocidades más inferiores a las hoy existentes, aún cuando no tendremos este ferrocarril hasta dentro de una década. El dirigente del PP celebra, sobre todo y la razón le asiste, que se va a iniciar el proyecto del metrotren en el que se invertirán casi trescientos cincuenta mil millones de pesetas, afirmando que "significarán una transformación revolucionaria en el sistema de comunicación interno y externo de la región".

Si es buena noticia para Asturias, no deja de ser frustración para Cantabria. Nuestro tren de vía estrecha está muy lejos de ser competitivo - solo ha mejorado en el trayecto Santander-Torrelavega, aunque a una velocidad muy reducida - y no hablemos del trayecto hacia Bilbao con algo más de tres horas para menos de cien kilómetros, etapa que a sus setenta años hace en menos tiempo el legendario, bravo y pundonoroso Martín Piñera. Como ejemplo de la atonía absoluta del equipo dirigente de esta comunidad, el desdoblamiento de la vía Torrelavega-Cabezón de la Sal sigue sin ejecutarse, a pesar de que el referido a Torrelavega-Puente San Miguel está previsto desde hace ya cinco años.

Llegado aquí, uno se pregunta: ¿donde están nuestros representantes en las Cortes Generales?. De los del partido en el Gobierno, que son los que a priori más pueden influir, uno de los tres - llegado de tierras lejanas - está ausente; algo así como si los cincuenta mil votos cántabros que recibió para ser elegido se hubieran tirado a la papelera. Este hecho es tan decepcionante y tan lacerante para Cantabria, que prefiero dejarlo aquí.

Está bien que nos quedemos extasiados ante la réplica de Altamira, pero los intereses de los cántabros no se juegan en un proyecto felizmente ejecutado después de que se concretara hace nada menos que quince años. Esto es lo que hay y el ejemplo más desesperante para Cantabria es comprobar un hospital como Valdecilla hundido en la desesperanza, con listas de espera en aumento y con el temor de que, finalmente, sea poco más que un hospital "provincial".

Publicado en ALERTA el 21/7/2001