Gestión
y liderazgo: lo que falta en Cantabria.
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Manuel Fraga ha renovado su cuarta mayor a absoluta porque ha defendido a ultranza los intereses de Galicia, consiguiendo los dineros que le correspondían, más los de otras comunidades que como la nuestra no han gestionado al carecer de políticas y ambiciones.Las quinientas viviendas públicas en
Santander, cuyo tanto político se apunta el señor Revilla, serán
realidad gracias a la generosidad de la Caja y su capacidad de servir a
intereses cántabros por encima del partidismo.
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La victoria de Manuel Fraga con su cuarta mayoría absoluta en vísperas de cumplir ochenta años, merece una serie de reflexiones para observar las carencias de liderazgo que existen en nuestra Comunidad Autónoma y su más que necesaria articulación en defensa de intereses territoriales concretos. Los éxitos electorales tan rotundos y continuados como los del presidente de la Xunta no son por casualidad, sino que responden a una capacidad de gestionar intereses generales en favor de la comunidad, personalizar los éxitos demostrando ilusión y constancia y, finalmente, sintonizar con las aspiraciones de modernidad que tenía Galicia, que hasta hace bien poco presentaba signos evidentes de retraso sobre la media nacional. El presidente de la Xunta -que con el tiempo ha rebajado muchas de las cautelas que se tenían sobre sus intenciones políticas cuando lideraba el proyecto de Alianza Popular-, ha demostrado una perseverante tenacidad por el progreso de su tierra gallega y una entrega noble y desinteresada en su defensa. En estos años de Gobierno del PP a nivel de Estado, Fraga ha realizado visitas maratonianas a Madrid, despachando con casi todo el Gobierno en apenas las horas de un día, reclamando inversiones y modernizando en un tiempo récord su Galicia natal, que Fraga lo ha entendido como en su día afirmara Castelao: "a los gallegos puede faltarnos la voluntad de crear un ser político independiente pero no hay pueblo español que nos aventaje en el amor a la tierra natal" . Podría afirmarse que en este tiempo Fraga se ha llevado a Galicia no solo los dineros que por solidaridad correspondían a su comunidad, sino también otras inversiones que podían ser nuestras, lo que no significa que tenga una visión insolidaria del gobernante gallego. Como los dineros del Estado no están asignados de forma matemática y proporcional, Fraga ha hecho lo que tiene que hacer un gobernante: pelear por su tierra, lograr lo máximo y elevar el nivel de vida de sus conciudadanos, mientras aquí se observa una dejacción como si tuvieran instrucciones desde Madrid de no molestar, salvo que se les llame para decir amén a alguna iniciativa en la que Cantabria contabiliza como un voto más entre diecisiete Comunidades Autónomas. Esta visión que se ha afianzado con el paso del tiempo, indica que mientras Fraga ha peleado y se lo han gratificado con creces sus electores, desde Cantabria no existe esa visión de globalidad que el gobernante gallego tiene sobre su comunidad de la que, por cierto, carecen nuestros gobernantes, bastante más jóvenes y, así, hemos visto en estos años un Fraga inconformista, pues todo le parecía poco para modernizar Galicia. Nuestros gobernantes ven a los ministros cuando vienen a la UIMP o, en alguna reunión institucionalizada en Madrid a la que asisten el resto de las CC.AA. No hay más iniciativas, no se conocen propuestas que podríamos considerar encomiables y, por último, la reunión con el presidente del Gobierno de la nación en La Moncloa se reduce a la estrictamente protocolaria de comienzo de legislatura. El ejemplo, además, de un vicepresidente como el señor Revilla, que no se le conoce encuentro alguno de especial nivel en Madrid -su única gestión de estos años se reduce a la entrevista con un director general de Fomento para acompañar al alcalde de Torrelavega y reclamar una inversión ¡nada menos, vaya corta ambición! que de trescientos millones para mejorar las vías nacionales que atraviesan la ciudad- ,
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cuando asuntos como el empleo industrial, falta de salidas profesionales adecuadas para nuestros universitarios, el problema de Valdecilla, ganadería, dejación ferroviaria, etcétera- reclaman desde hace tiempo que los señores Sieso y Revilla -por aquello de que la unión hace la fuerza- llamen con insistencia a las puertas de los ministerios para reclamar inversiones adicionales. En este tiempo y desde 1995 que gobiernan en Cantabria, Fraga -a su edad- les ha ganado por goleada en pelear por intereses territoriales. Bajo el amparo de la coletilla de la normalidad, en Cantabria los gobernantes se vienen limitando a no incomodar al Gobierno de la nación en la exigencia de más inversiones y soluciones a los muchos problemas que nos enfrentamos, viviendo de las rentas del pasado que finalmente han pasado a protagonizar, intentado que desapareciera la memoria histórica sobre Cabárceno, Palacio de Festivales -cuyo décimo aniversario han celebrado con fastos ignorando premeditadamente a su creador-, modelo de carreteras y así otras iniciativas que marcaron una época de luces y de sombras, pero imborrable. Por tanto, además de las rentas, han vivido a cuenta de los muchos dineros que han llegado de Europa gracias a gestiones anteriores, a la bajísima deuda que heredaron frente a la leyenda negra instrumentalizada, dedicándose a mal gestionar un presupuesto cuya ejecución ha sido cada año muy insuficiente. Salvo uno o dos consejeros que marcan la diferencia frente a la mediocridad, los proyectos desarrollados demuestran una falta de ambiciones y de plantear soluciones a las necesidades de Cantabria en un horizonte de varias generaciones. En esta reflexión no puedo pasar por alto algunos problemas que se han solucionado abusando, en cierto modo, de la línea institucional, cooperadora y no influenciada por intereses partidistas de entidades como Caja Cantabria. Libre de dar mi opinión sustentada en un conocimiento a fondo de lo que ha rodeado al asunto, debo lamentar la actitud del vicepresidente y consejero señor Revilla acusando a la Caja de ser la causante de retrasar la adjudicación de 550 viviendas sociales en Santander-ciudad; acusación que no quiero calificar aunque deba señalar, en honor a la verdad, que precisamente gracias al buen hacer de los directivos competentes y a la actitud de los Órganos de Gobierno de la Caja, de composición plural, se ha solucionado un problema que desde la Administración regional y, en concreto, desde el Gobierno y el departamento del señor Revilla no estaba resuelto y los números le hacían inviable. En consecuencia, habrá 550 viviendas sociales más en Cantabria con lo que se cumplirá en parte el plan de viviendas, gracias a la generosidad y al interés general que inspiran las decisiones de la Caja en un asunto, como el de la vivienda, en la que la entidad cántabra ha sido decisiva en los últimos ochenta años -en su apoyo a la iniciativa privada y fomentando las llamadas "casa baratas" en los años veinte- para lograr los niveles actuales. Entiendo que la Caja como entidad plural y ajena, por principio, a entrar en polémicas partidistas haya callado, pero quienes hemos tenido que refrendar los sacrificios de la Caja para provocar el acuerdo, debemos salvaguardar su imagen y su demostrada entrega al interés general en asuntos como el que analizamos. ALERTA 27/10/2001
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