La Cantabria oficial silente y ausente

 

- Una vez más en una negociación importante nuestros gobernantes han estado de oyentes, dando por buena una financiación que ha sido modificada por las autonomías que han negociado "chequera en mano".

 El acuerdo nos perjudica porque la ponderación de la variable de población ha pasado del 64 al 94 por ciento, llamando la atención el silencio y la complicidad del regionalismo cogobernante.

No es la primera ni será la última vez que escriba sobre la financiación autonómica que, con toda seguridad, se habrá aprobado ayer en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, cuyo acuerdo en base a todos los datos recabados ratifica nuestra impresión de que la parte de la financiación adicional asignada a Cantabria es proporcionalmente inferior a la que reciben la mayoría de las Comunidades y que, tal y como ocurrió con el anterior modelo, Cantabria sale perjudicada, afirmación que probaré con argumentos que desearía, si no fuesen los correctos, se desmintieran por los responsables ausentes y silentes en esta trascendente negociación.

Cuando se negoció el anterior sistema, los gobernantes Sieso-Revilla salieron en comandita a elogiar el acuerdo de financiación alcanzado, negociación, como la actual, en la que Cantabria presenta la imagen del silente y ausente. No duró mucho su entusiasmo y autocomplacencia - nuestros gobernantes se conforman con aceptar la llamada telefónica desde Madrid - ya que en vísperas de la firma se publicó un estudio - nada sospechoso - realizado por varios eurodiputados del Partido Popular y que, entre sus conclusiones, confirmaba que Cantabria perdía dos mil millones de pesetas con el sistema de financiación acordado e impuesto para el quinquenio 1997-2001.

Desde Cataluña a Castilla-La Mancha, pasando por Asturias y Aragón, los elogios al nuevo acuerdo son constantes en estos últimos días. Es lógico. Estas y otras comunidades autónomas - que no la nuestra - han recibido dos compromisos del Gobierno central en esa negociación en la que han participado y en la que se han intercambiado los apoyos "chequera en mano" a la luz de los focos: se ha mejorado su financiación adicional y se incrementarán las inversiones en los presupuestos del Estado de los próximos años.

Esta es la conclusión que todos hemos asumido viendo cómo desde la sede socialista de Ferraz se mantenía un tira y afloja con los responsables de Hacienda y, como resultado del pacto, las seis comunidades gobernadas por este partido elevaban significativamente su financiación. La oposición popular en esas autonomías han tenido que callar por dos razones: la primera, por la disciplina partidaria al alcanzarse el acuerdo entre el Gobierno y el principal partido de la oposición; la segunda, porque Bono, Ibarra y los demás presidentes socialistas han declarado que están felices. De acuerdo tan decisivo sobre financiación, Sieso-Revilla se enteraban por la radio, tal y como ha declarado, en un rasgo de sinceridad y de no disimulado cabreo, el presidente de Castilla y León. Me pregunto, cómo es posible estar ausente de forma tan evidente de una negociación; es inasumible que nuestras autoridades callen porque en esas horas, a la espera de instrucciones, no saben que decir y, por último, nadie entiende como un partido regionalista cogobernante de esta comunidad pueda estar al margen, de espaldas y sin entrar en debate sobre un asunto en el que están en juego nuestros dineros y financiación para los próximos años. Insólito.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Paso ahora a explicar el nuevo modelo de financiación que, como novedad en pesetas, ha puesto sobre la mesa trescientos mil millones en nuevos recursos; es decir, la "tajada" de la negociación está en el reparto de esta cantidad para el año 2002. Para conocer el "impacto" negativo del reparto inicial (antes del acuerdo con las autonomías socialistas), mientras Cantabria contaba con una asignación de 3.794 pesetas por habitante, comunidades como Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid, Extremadura, Baleares, Canarias, Andalucía, Galicia, Cataluña, Murcia y la Comunidad Valenciana recibían entre las cinco mil pesetas de Madrid a las veintitres mil pesetas por habitante de Baleares, ésta comunidad gracias a la variable de insularidad. Esta situación - salvo que la financiación adicional de Cantabria se aumente por tres, es decir, pase a no menos de seis mil millones - se agravará ya que las comunidades socialistas lograron finalmente un acuerdo muy satisfactorio.

Aparte este dato, suficientemente claro y determinante para comprobar el impacto negativo del reparto de los trescientos mil millones, añadiré otras razones como las siguientes:

1.- Partimos con una pérdida significativa generada por el anterior sistema de financiación, tal y como demostró el estudio de los eurodiputados del PP financiado por Bancaja.

2.- No se compensa a Cantabria por esa pérdida acumulada, pero sí a Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha que no aceptaron el anterior sistema y que se reparten ahora 90.000 millones de pesetas. Y,

3.- Se distribuyen 124.000 millones de acuerdo a las variables de población (con un peso del 94 por ciento); superficie (4,2 por ciento); dispersión de población y unidades administrativas (1,2 por ciento) e insularidad (0,6 por ciento). Cantabria obtiene aquí sus 2.000 millones, inferiores a la previsión al modificarse - en contra de nuestros intereses - la variable poblacional que del 64 por ciento ha pasado al 94, lo que beneficia a las más pobladas como Cataluña, Madrid, Andalucía, Valencia...

Con esta situación, podemos afirmar que el partido estatal co-gobernante no tiene la presión necesaria y suficiente de su coaligado de siglas cántabras; en consecuencia, estamos ante un apéndice partidario conformista y sumiso a la moqueta de la que disfruta en el Parlamento y en el Gobierno.

Resumo lo escrito recordando dos frases. La primera, del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quién dijo en una ocasión que "en una negociación quién no expresa su disconformidad previa es un incauto o un estúpido". La segunda, me la espetó un diputado regionalista en la anterior legislatura cuando se debatía la financiación y exigía al Gobierno Sieso-Revilla participar con voz propia en la negociación y defender con firmeza nuestros intereses. Me dijo que aquello era "un brindis al sol". ¡Estúpida postura de quienes más que los demás, por aquello de las siglas, están obligados a un radicalismo por Cantabria. Así nos va. ¡Vaya milagro el alcanzado por la moqueta del poder!.

ALERTA, 28 de Julio de 2001.