Don José María de Pereda: un legado en abandono

La casa del escritor lleva dos años cerrada después de invertirse casi doscientos millones; la edición de las obras completas es una realidad gracias al esfuerzo privado y en la enseñanza, ya en manos de la autonomía, no se promociona su lectura para inculcar los valores del amor a la tierra y a la naturaleza.

Hace unos días adquirí en una subasta una carta autógrafa (1877) del escritor de Polanco, que costeada por un empresario será donada al municipio natal del escritor.

Desde antes de que Cantabria accediera a su autogobierno en 1982, he escrito multitud de artículos sobre la dimensión literaria de don José Maria de Pereda con su obra tan de nuestra tierra de la que se desprende un regionalismo positivo y fructífero que sin connotaciones políticas combina ese intenso y doble amor a la "patria chica" y a la "patria grande"; un Pereda conservador de pensamiento que, sin embargo, fue profundamente respetado por un liberal como Pérez Galdós y, que en esa idea profunda y entusiástica de identidad con la tierra natal el escritor de Polanco no tuvo inconveniente en aceptar en los últimos años del siglo XIX el puesto de mantenedor de los Juegos Florales de Barcelona y defender la lengua catalana en unos tiempos en los que hablarla estaba prohibido. Escribo, por tanto, con cierta autoridad si no académica, sí moral para demostrar hasta que punto el legado de don José Maria de Pereda está abandonado y que las autoridades cantabras - con más gravedad dirijo esta critica al regionalismo en el poder - no han hecho nada esencial para difundir, como se hace en otras Comunidades Autónomas, nuestras grandes biografías de las letras españolas, perdiéndose, incluso, ese valor de "egregios nietos" de La Montaña de Lope de Vega, Calderón de la Barca y Francisco de Quevedo.

Son muchas las pruebas de dejación que se observan en torno a la obra y el protagonismo en la literatura española costumbrista de don José_ María de Pereda. Podemos comenzar con su casa natal, en Polanco, en la que ya hace dos años se invirtieron casi doscientos millones y la casa sigue cerrada. El Ayuntamiento de Polanco ha instado a la Consejera de Educación, titular de este patrimonio, a definir un proyecto perediano sobre los usos culturales de tan emotiva infraestructura y sólo ha recibido el silencio como respuesta. No se entiende, en principio, que este patrimonio dependa de Educación y no, como parece más lógico, de Cultura, pero lo cierto es que al día de hoy y después de culminarse las obras hace dos años, el Gobierno no acaba de definir los contenidos de este patrimonio. Sería imperdonable que no se aprovechara para un museo sobre la vida y obra del escritor con una exposición de todas las fuentes documentales que se posean en torno a sus quehaceres literarios tan extensos y profundos, procediéndose, además, a la creación de un instituto de estudios peredianos. Uno se pregunta como es posible realizar una inversión de casi doscientos millones y, hoy por hoy, la casa natal de Pereda no sólo está cerrada a cal y canto sino que siga sin desvelarse que utilización pueda tener.

Otro de los ejemplos de esa dejación institucional se refiere a la edición de sus obras completas, que está en manos de Ediciones Tantín, una editorial privada que con un gran sacrificio está logrando culminar este proyecto con una escasísima ayuda institucional, gracias, por cierto, a la dirección generosa del hispanista Anthony H. Clarke, recientemente homenajeado con todo merecimiento por el Ayuntamiento de Polanco. Esta pasión por la obra de Pereda con estudios de gran valor y sobre todo como prestigio para nuestra comunidad, es el resultado de la entrega y la pasión de unos pocos y, como respuesta, nos encontramos con la ingratitud histórica de todos los equipos que han dirigido la Consejería de Cultura. En igual orfandad institucional se encuentra la figura de Pereda y de otros grandes cantabros en la enseñanza transferida, pues como recientemente he denunciado en el foro de la "Tertulia Goya", muchos jóvenes acceden a los estudios universitarios sin leer a Pereda, Amós de Escalante, Manuel Llano o Gerardo Diego.

Ejemplo de ese abandono, mostraré un último ejemplo que mañana se podrá conocer con todo detalle en este periódico. Hace unos días acudí a una subasta de libros antiguos que desde hace años se celebra en Madrid y en la que se persona el Ministerio de Cultura y las Administraciones autonómicas, a excepción de Cantabria. En estas subasta y en los últimos años me he hecho de magníficas ediciones de nuestros literatos del siglo XIX y principios del XX - en precios entre las tres mil y las quince mil pesetas -, no llegando a adquirir otras ansiadas obras de gran valor al dispararse su precio. En la última subasta me motivó, sobre todo, varias ediciones de obras de Amós de Escalante y, sobre todo, una carta autógrafa de don José María de Pereda fechada en 1877 y dirigida a Rodríguez Martín, que fuera académico y director de la Real Academia de la Lengua Española. Intuyendo que existiría una fuerte competencia - como así sucedió - llamé a un empresario amigo radicado en el Ayuntamiento de Polanco para que me respaldara económicamente en el intento, siempre y cuando posteriormente - y en el caso de lograrlo - donara la carta a la institución del pueblo natal de don José María de Pereda. Don Francisco Prieto López, uno de esos empresarios cántabros de éxito gracias a su esfuerzo e inteligencia personal, aceptó de inmediato mi propuesta y me dijo que adelante. En la subasta estaba el Estado, las Administraciones autonómicas...pero no Cantabria; sin embargo, se logró que esta carta autógrafa con una antigüedad de ciento veinticinco años, quede en nuestras manos y no en alguna colección particular o, en el patrimonio documental de otra Comunidad Autónoma.

No tiene valor mi opinión sobre el significado de Pereda en la literatura española y para la comunidad cántabra. Nada mejor que acudir a don Benito Pérez Galdós en su discurso en la Real Academia de la Lengua, cuando dijo que "..de tal modo se infiltra y compenetra el espíritu de Pereda en la región cántabra, que no hay forma, ni manera de separarlo de ella. Cantabria es su nido, y en él encuentra el dulce atavismo que recrea su alma, y un presente fácil y placido; en él su familia y su pueblo, que es más amplia familia... No esperéis curarle de este amor a su región nativa.. No pensemos en retenerle, porque cometeríamos un acto de crueldad. Dejémosle volver a las soledades de que nos habla en las primeras cláusulas de su discurso, porque en esa soledades existe el alma mater que da luz a su ingenio y lo hace pujante y fecundo...".

Me quedo, sobre todo, como ejemplo y norte a seguir, que es preciso inculcarle positivamente a todos los que profesamos nuestra condición de cántabros, con ese afectuoso cargo que le hizo en el pleno de ingreso en la Real Academia de la Lengua su amigo Galdós: "no esperéis curarle de su amor a su región nativa". Es la única enfermedad que aceptamos sea incurable.

Publicado en ALERTA el día 30/6/2001