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Mayor inconformismo de los cántabros |
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Según el estudio sociológico anual de la Generalitat de Cataluña sobre opiniones y actitudes de las autonomías, uno de cada dos cántabros piensa que se tratan mal los intereses cántabros. Teniendo en cuenta la alta inversión que el Estado viene realizando en autovías, el estudio refleja que la ciudadanía considera amortizada la histórica deuda del Estado en infraestructuras. |
Hace unos días la Generalitat de Cataluña
ha dado a conocer el estudio sociológico anual que realiza un equipo bajo
la dirección del experto Joaquín Arango sobre opiniones y
actitudes de las autonomías. En las páginas de ALERTA se
adelantaba el pasado lunes algunos de los datos –ciertamente muy
significativos- que ofrece este importante estudio, muy acreditado ya que
se viene realizando desde hace años alcanzando un importante eco en los
medios de comunicación. De los datos facilitados por las agencias de
prensa -a la espera de conocer en profundidad los contenidos del estudio-
conviene reflejar lo que piensan los cántabros y los españoles en
general sobre el trato que el Gobierno central ejerce hacia la comunidad
de Cantabria:
1.- Casi uno de cada dos cántabros (45 por ciento) piensa que el Gobierno central trata a Cantabria peor que al resto. Este inconformismo ha crecido en relación a estudios anteriores. 2.- Existe prácticamente la misma identidad cántabra que española; sin embargo, en sentimientos regionales Cantabria es la comunidad novena del ranking y en vocación española la doceava. Destacar que el cantabrismo ha crecido respecto a análisis de otros años, lo que indica que va calando progresivamente una mayor conciencia regional. Son dos datos esenciales de este estudio que abre una reflexión en el análisis del grado o nivel de satisfacción o insatisfacción de los cántabros con el actual Gobierno central. Hay, a este respecto, una conclusión que nos dice que el alto índice de insatisfacción de los cántabros en un tiempo en el que se están concretando inversiones importantes –sobre todo con el inicio de la autovía de la Meseta- quiere decir que nuestra ciudadanía considera que estas inversiones han llegado tarde, que ha sido largo el tiempo de espera en su ejecución, cuando el resto de Comunidades Autónomas ya tienen, hace tiempo, solucionados sus problemas de infraestructura viaria con la capital del Estado. La ciudadanía cántabra, según estos datos, no considera mérito alguno que la Administración central impulse definitivamente estas obras en el siglo XXI –nadie apuesta que las obras estén finalizadas para el 2005- cuando el resto de las comunidades –probado está- ya han solucionado este tipo de problemas. El inconformismo cántabro puede estar centrado, además, en el aislamiento ferroviario hasta, al menos, el 2008; el progresivo deterioro industrial sin que el Gobierno central dirija alguna de las inversiones industriales hacia Cantabria y, finalmente, la visión alicorta del Insalud sobre Valdecilla en complicidad con la ineficiencia y la cortedad de miras del Gobierno de Cantabria, incapaz de arriesgar, apostar y proyectar un nuevo Valdecilla. Otro problema que subyace en este inconformismo se centra en como el Gobierno de Cantabria -con la actual estructura de poder del PP y el PRC- se limita a asumir y cumplir los dictados de Madrid en relación a distintos campos de actuación en los que Cantabria ya tiene, además, competencias exclusivas. Que hay una nueva ley de enseñanza estatal, la consejera de Educación viaja al Ministerio, recibe la doctrina necesaria y regresa a Cantabria alabando el proyecto, sin aportación crítica alguna; que hay que firmar un convenio de vivienda, donde el cupo para Cantabria está adjudicado de antemano, también el consejero de Obras Públicas y Urbanismo, el regionalista señor Revilla, acude a Madrid y con el mismo ferviente acatamiento acepta lo que le ofrecen, sin negociación, aunque después se fabrique esa estrategia, ya inventada, de que tras duras negociaciones y firmeza en las reivindicaciones, se ha conseguido lo impensable.
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Otro dato importante es que una gran mayoría
de cántabros –entorno al setenta por ciento- considera que el Gobierno
central favorece a unas más que a otras Comunidades Autónomas. Frente a
unos gobernantes conformistas que no incomodan al Gobierno de la nación
en la distribución de los ingresos del Estado, vía inversiones
presupuestarias, a pesar de la presencia de un regionalismo que
lamentablemente se ha acomodado al poder y en el poder, los cántabros
perciben con gran nitidez este tratamiento injusto e insolidario. Ahí
tenemos el caso más reciente de un estudio que prueba que la fiscalidad
vasca perjudica a Cantabria, tesis negada insistentemente por los
consejeros del Gobierno y el propio presidente en los años 95-99 a pesar
de nuestras reiteradas advertencias y críticas que ahora quedan probadas
definitivamente en un estudio independiente. Claro que aquellos tiempos
eran los de la luna de miel del Gobierno central con el PNV, que aquí se
aplaudía por inercia y seguidismo, sobre todo si recordamos que Arzallus
defiende lo mismo que entonces.
Concluyendo, entiendo que es bueno para el interés general que exista un espíritu inconformista en la ciudadanía cántabra en relación al trato negativo e insolidario que recibimos de la Administración central. Para aplaudir las políticas centralistas ya tenemos bastante con el seguidismo de nuestros gobernantes Martinez Sieso y Revilla Roiz. Subvenciones agrarias: corrupción, suma y sigue Después de la corrupción por las
subvenciones del lino que afectó, sobre todo, a la comunidad
castellano-manchega, surge ahora la red creada en Cantabria para cobrar de
manera supuestamente fraudulenta subvenciones al sector agrario por
formación continua. Las subvenciones generosas que conceden las
administraciones tienen, por lo general, tres fines: para comprar
silencios y tejer una red política; desviarlas a enriquecimientos
personales y, por último, cumplir con su finalidad. ALERTA 1-06-02
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