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Veinte años de autogobierno /4Sanidad: Autonomía no significa que todo siga igual |
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El consejero Del
Barrio comenzó la gestión de la transferencia sanitaria nombrando al
mismo titular del Insalud en Cantabria con el objetivo de que nada cambie.
Ese continuismo conformista está reñido con la filosofía que inspira
todo autogobierno. Aunque desconocemos los objetivos de la política sanitaria transferida, dos propuestas son inexcusables e irrenunciables: un enfermo por habitación y eliminar las listas de espera, que en algunas especialidades son realmente alarmantes y antisociales. |
Al
hilo de estas reflexiones sobre el autogobierno cántabro, me llamaron la
atención unas declaraciones, en los primeros días de enero, del
consejero de Sanidad, Sr. Del Barrio, quién al comentar las
transferencias de Sanidad asumidas en aquellos días y dar cuenta del nombramiento del director del Servicio Cántabro
de Salud, vino a decir que no
pretendía cambiar nada y que en esta filosofía basaba que la
designación del primer
responsable de la sanidad de Cantabria coincidiera con el mismo
titular que ostentó la dirección de la última etapa del Insalud
dependiente del Ministerio de Sanidad del Gobierno central. Una vez más
el Gobierno de Cantabria decretaba la enésima provocación que viene
siendo habitual tristemente: que en nuestra comunidad no
hay profesionales competentes y si por Valdecilla han pasado desde la
etapa de Rubín dos directores traídos desde Navarra y Arriondas, también
el primer responsable de la sanidad cántabra se une a la ya larga nómina
de personas aterrizadas en
Cantabria para ejercer puestos
que debieran estar gestionados por profesionales cántabros de reconocida
competencia. Habría
que decirle al señor Del Barrio –como a otros consejeros- que autonomía
no significa
que todo siga igual. Para que todo permanezca inalterable y nada cambie,
sobra la autonomía y el título VIII de la Constitución; en
consecuencia, no hace falta Estatuto, ni transferencias, ni Gobiernos
autonómicos y, por supuesto, no se precisa de un Parlamento. El
autogobierno representa, precisamente, asumir competencias directas y
nuevas políticas y modelos de gestión sobre los servicios que se ofrecen
al ciudadano, siendo una apuesta administrativa y política
de gran calado, en la que todo debe ser revisable al ser gestionado directamente para mejor servir y cumplir
las aspiraciones de los ciudadanos. El mensaje de Del Barrio centrado en
que “toda siga igual”
(que quiere decir gestionar la sanidad igual que lo venía haciendo el
Insalud desde Madrid) es lo
contrario de los principios autonómicos
y del espíritu que ha animado la profunda descentralización política y
administrativa que viene experimentado España en el último cuarto de
siglo. Expongo
a continuación algunas ideas de obligada
insistencia en esta nueva etapa en un área de especial valor y
trascendencia para los ciudadanos, una vez que la gestión ya transferida
por el Estado, es de directa
competencia del Gobierno de Cantabria: 1.- Objetivo irrenunciable: un
enfermo por habitación.
Entiendo que todos los esfuerzos que se realicen para mejorar la sanidad
en Cantabria en los próximos años deben pasar, inexcusablemente, por
garantizar un enfermo por habitación.
Este es un derecho social
irrenunciable. No es posible que en el siglo XXI tengamos hospitales con
dos y tres enfermos por habitación, lo mismo que sería absurdo
–desconozco este detalle que es trascendente- si las reformas de
Valdecilla prevén una continuidad del modelo de habitación para dos
enfermos (y visitas de dos familias) o, por el contrario, ya se apuesta
por esta alternativa más
humanizada que comento. Evidentemente sería rechazable
que se apueste en Valdecilla por un modelo que otras Comunidades Autónomas
tienen ya resuelto o, que nada más asumir la transferencia ya se han
comprometido a poner en marcha para humanizar
más los hospitales de su
competencia llegando a ese modelo idóneo y óptimo de un enfermo por
habitación. |
2.- Terminar con las listas de
espera que afectan, sobre todo, a los ciudadanos con menos recursos. Desde hace años se viene reiterando las estadísticas
negativas sobre las listas de espera en los hospitales de Cantabria y,
especialmente, en Valdecilla. Con la transferencia asumida, hay que poner
en marcha, cuanto antes, medidas eficaces para reducir
esas esperas que sufren, especialmente, los ciudadanos con menos recursos que no pueden acudir a la sanidad privada. No es
pequeño el reto que tiene el señor consejero como para que afirme erróneamente
que todo debe seguir igual. Tiene que ser consciente que la autonomía se
juega mucho en relación a la gestión de la sanidad hospitalaria y,
por cierto, no todo en el
terreno económico, sino en el objetivo de que el ciudadano perciba
que la sanidad transferida es de mayor
calidad que la gestionada desde Madrid por el Insalud,
ya que de todas las investigaciones sociológicas se desprende que
los ciudadanos identifican la salud
y la familia como lo más
importante para la calidad de vida.
Desde esta inquietud, se justifican estas
reflexiones específicas sobre la gestión sanitaria en Cantabria a
partir de la asunción de la transferencia. 3.- Culminar la red de hospitales.
Santander, Torrelavega, Laredo y Reinosa son los centros de Cantabria que
cuentan con hospitales para
cubrir las demandas de los ciudadanos. En Reinosa, después de un largo
concierto con una empresa privada, el Gobierno se ha comprometido a asumir
su gestión, si bien el modelo de hospital propuesto no parece que satisfaga las demandas ya históricas de los
campurrianos, que siempre han soportado un déficit
hospitalario importante, hasta que hace ya algo más de una década se
inició el modelo de prestación mixta con los responsables de la clínica
privada de la capital de Campóo. Es preciso que el Gobierno sea más ambicioso en cuanto a dotar de la necesaria infraestructura
hospitalaria a la comarca campurriana y que las dotaciones a cubrir sean
las justas. Del actual mapa hospitalario consideramos que Liébana precisa de un
pequeño hospital que evite los traslados urgentes, largos en tiempo,
hasta Torrelavega o Valdecilla y, sobre todo, para atender dolencias urgentes, sólo así se integrará
hospitalariamente el territorio cántabro. Concluyendo este primer análisis sobre los retos sanitarios para Cantabria, reiterar que será necesario hacer eficaces los distintos niveles hospitalarios y, en este sentido, impulsar una reordenación hospitalaria; mejora cuantitativa y cualitativa de todos los servicios e, intensificar los programas destinados a las personas mayores, especialmente a las de menos recursos, que viven solas o tienen escasa movilidad. Pero para alcanzar estas y otras metas es necesario que exista voluntad de cambiar modelos de gestión caducos y apostar por nuevas ideas. Para este reto no sirven los mensajes y compromisos públicos de Del Barrio de que nada debe cambiar, ideas que adulteran el concepto de autonomía pero que aplauden los nostálgicos que cuestionan no solo el autogobierno de Cantabria sino el propio Estado autonómico diseñado en la Constitución. ALERTA 3/3/2002 |
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