1/  2/  3/  4/  5/  6/ 

 7/  8/  9/ 10/ 11/ 12/ 13/ 14/

 

Veinte años de autogobierno   /15

La apuesta cántabra de Setién: una referencia a imitar.

El director técnico del Racing apuesta por un entrenador de nuestra cantera, demostrando que hay que superar ese grave déficit de preferir al que viene de fuera, menospreciando al de casa.  

Nuestros gobernantes son proclives –y ejemplos hay muchos- a la filosofía alicorta e insensata de considerar al cántabro y a nuestras empresas como opción secundaria a considerar en sus decisiones.

 

 

 Aunque el título y contenidos de este artículo tiene, a primera vista, poco que ver con la serie de reflexiones sobre el autogobierno en los últimos veinte años, sin embargo, sintoniza mucho con muchos de los déficits que dejamos aquí expresados que suceden a nuestro alrededor.  Si me acompañan en este relato ya les adelanto un  resumen: el ejemplo y significado más allá de una simple anécdota de la apuesta de Enrique Setién, director técnico del Real Racing SAD por un cántabro  -Manuel Preciado- hasta ahora con escaso curriculum técnico en el fútbol nacional para entrenar a un Racing de primera división. No me corresponde afirmar los valores y preparación del propuesto, pero no es habitual esta apuesta por alguien que hasta ahora no ha entrenado a un equipo de segunda división y, menos, de la división de honor del fútbol español, cuando en ocasiones como la presente lo primero que hay que asumir –por encima de otros criterios- es el riesgo de ofrecer la oportunidad eligiendo a uno de los nuestros que presente unas características más o menos idóneas. 

Personalmente aplaudo la postura de Setién de apostar por Preciado. Es más, me enorgullece como cántabro que el director técnico del Racing -que está a punto de alcanzar los éxitos que ya logró en el fútbol nacional-  asuma un riesgo por defender a uno de los nuestros que tiene, al menos, tantas capacidades como otros de fuera que, además, se cotizan con bastantes más ceros. Setién es un cántabro no solo de corazón sino de convicciones y en esa andadura ha dejado muchas pruebas, aunque algunos de los nuestros por mezquindades y envidias no hayan tenido la misma reciprocidad hacia él. 

Cuando aquí es moneda corriente que muchos no hayan sido, finalmente, profetas en su tierra, al asumir un plus de crítica mayor que para el que viene de fuera, la decisión de Setién es ejemplarizante al ofrecer una oportunidad trascendente a quién siendo de aquí, viviendo aquí y teniendo sintonía con todo lo nuestro, merece una oportunidad.  Setién la tuvo finalmente –y la está aprovechando con evidente éxito-  aunque debió esperar varios años, no siendo el momento para relatar el sufrimiento por el que pasó al salir del Racing por la puerta de atrás, cuando por trayectoria y méritos se merecía un portón del mismo tamaño por el que exhiben sus credenciales quienes en el arte del toreo triunfan en la Maestranza. 

La decisión de Setién de proponer para entrenar al Racing –presumiblemente en primera división- a un desconocido en el fútbol nacional, aunque contrastadas sus calidades técnicas y humanas en el ámbito deportivo cántabro, deja en evidencia a quienes tienen por costumbre –sobre todo nuestros gobernantes- de apostar por el de fuera, menospreciando al de casa. En el Gobierno de Cantabria tenemos ejemplos de personas con apenas raíces cántabras encaramadas en puestos de alta responsabilidad y en áreas competenciales en las que debiera cuidarse, sobre todo, el compromiso, la identidad y el sentir desde la cuna la tierra de sus mayores. 

Recuerdo, a este respecto, que en la etapa de presidente del señor Diaz de Entresotos, con frecuencia el líder del PRC y hoy vicepresidente se mofaba en el Parlamento y los medios de comunicación de un consejero a quién denominó el mirlo blanco, que llegó de Madrid y tenía origen canario. Las hemerotecas podrían refrescar los términos hirientes en los que se expresaba el Sr. Revilla, entonces en la oposición. No contaba el hoy vicepresidente con que en su etapa de gobierno llegaría a compartir iguales tareas de Gobierno con personas de origen canario, vasco y castellano; sin embargo, así de cruda es la realidad para quién tanto dijo y prometió no caer en los mismos errores. 

En mi etapa de diputado en la anterior legislatura, impulsé numerosas iniciativas para reafirmar lo cántabro, desde garantizar algunas ventajas posibles dentro de la legalidad para las empresas cántabras en la adjudicación de contratos públicos, hasta defender la rehabilitación del Ducado de Cantabria o, declarar el Año escolar de José María de Pereda en el centenario de su gran novela Peñas Arriba, por citar tres iniciativas a bote pronto. Los partidos en el Gobierno siempre rechazaron estas propuestas, que si no era asumible que lo hiciera el PP, mucho menos el PRC. En otro Parlamento y desde las mismas ópticas, el sentido del voto hubiera sido, sin duda, más incardinado en la sensatez y la defensa de lo que tenemos más cerca, de lo nuestro

Igualmente en mi labor de control del Gobierno –otra función parlamentaria de evidente trascendencia- hice un seguimiento muy puntual sobre las adjudicaciones de obras y la resolución de contratos menores que aprobaba el Gobierno Sieso-Revilla. Denuncié –y son sólo dos ejemplos de los cientos que podríamos comentar- cómo la estructura y la obra del puente de Torres (Torrelavega) se encargó a una empresa de Asturias o, el puerto de Suances fue adjudicado a una empresa de Madrid, cuando contamos con empresas muy competentes en tales tareas que, además, pagan aquí sus impuestos y mantienen empleo fijo, por citar, insisto, dos ejemplos de iniciativas que defendí y logré –finalmente por perseverante- su ejecución. En contratos menores, consejeros del PP y del PRC adjudicaban servicios a despachos jurídicos o técnicos de fuera de Cantabria que, además, decidían discrecionalmente, es decir, siendo conscientes de que dañaban intereses cántabros. Ahora mismo –y si miento y lo demuestran, rectifico-  más de ciento treinta mil millones de pesetas de obra pública de la Administración central y autonómica están adjudicados a empresas que no tienen sede social en Cantabria y, por tanto, favorecen con sus impuestos a otras comunidades. 

Setién ha demostrado con su decisión que entre nosotros existe un importante margen en capital humano para ofrecer oportunidades y decidir entre los nuestros. Con toda seguridad que tiene excelentes amigos con los que defendió la camiseta de otros clubes, capacitados para el puesto y con cierto nombre y experiencia a nivel nacional. Sin embargo, ha optado por uno de los de aquí, por alguien cuyo nombre no suena a nivel nacional pero que con una oportunidad también puede triunfar, como le ha ocurrido al propio Setién. No le faltan al director deportivo del Racing –a punto de conseguir un gran éxito como los que ya obtuvo en su etapa de futbolista- convicciones cántabras y, además, demostrarlas. Su apuesta por Preciado es ofrecer una oportunidad trascendente a uno de los nuestros, cuando vemos y sufrimos cómo empresas cántabras que dependen, en gran medida de la voluntad de los cántabros, contratan a personas de otras comunidades, ignorando que con iguales calidades profesionales o mejores los tenemos aquí. No quiero dar más detalles para evitar una mayor irritación ciudadana, aunque si expresar mi denuncia de quienes –sin justificación ni argumentos- menosprecian a los nuestros. 

Enhorabuena a Setién por su éxito como entrenador en la primera oportunidad que se le ofreció en su tierra, así como por su elección de un cántabro que le sustituirá en el puesto y que en saberes futbolísticos no es menos que cualquiera que viniera de fuera. Manolo Preciado no solo está preparado para la tarea, sino que, sobre todo, es uno de los nuestros.

 ALERTA 4/5/2002