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Veinte años de autogobierno /10Campóo: una situación alarmante y un Plan Hidrológico insolidario |
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En
Reinosa, por ejemplo, existen bloques de viviendas donde todas las
personas que habitan están en paro, prejubilados o jubilados,
circustancias que reflejan una grave crisis que demanda soluciones. Los sacrificios de la comarca para acabar con la sed del valle del Ebro es pagado con migajas, cuando se debieron negociar compensaciones por la gran deuda histórica del Estado con Campóo. |
Hace
algunos meses publiqué un artículo en la revista “La
Majada” que edita la Asociación Cultural de Fresno
del Río (Campóo de Enmedio) que completaba otros recogidos en estas
páginas con el título “Pantano
del Ebro: una injusticia histórica para Campóo”. Acababa de
pronunciar una conferencia en su sede cultural en la que expresé, entre
otras, reflexiones como la siguiente: el Ebro: riqueza
para los demás; pobreza para
Campóo y Cantabria. Otro artículo que publiqué meses después llevaba
por título “El Ebro es catalán y nace en Tortosa”, denunciando que la
Generalitat había obtenido más de doscientos mil millones de pesetas
adicionales por apoyar el Plan Hidrológico, mientras que para Cantabria,
nacimiento del Ebro y lugar donde se ubican los grandes sacrificios
–Pantano del Ebro- para dotar de agua y generar riqueza a las
comunidades del valle del Ebro, se nos conceden apenas cincuenta mil
millones en diez años y para obras que debieran figurar en las
inversiones previstas con carácter general en los Presupuestos del
Estado. Campóo es hoy una
comarca triste, sin un futuro claro, con un despoblamiento alto y que precisaba -en
esta circunstancia histórica de la aprobación del Plan Hidrológico-
unas inversiones dirigidas a reactivar
su economía y modelo industrial.
El mejor ejemplo de la situación de Campóo le escuchaba recientemente de
un recio campurriano que tiene cierta carga de dramatismo: hay portales de
viviendas en Reinosa donde las familias que conviven están en situación pasiva, es decir, parados, prejubilados o jubilados. Ni
un solo miembro en activo. Esta es la dura radiografía de una situación
empobrecedora que precisa de
actuaciones urgentes y que confirma el informe de la Caixa ya que todas
las estadísticas (crecimiento vegetativo, tasas de natalidad,
nupcialidad, mortalidad e índices de infancia y juventud) ofrecen bien a
las claras parte del espejo de una profundísima
crisis. Por esta razón
-insisto e insistiré sin aceptar bozal- que el Plan Hidrológico
representa una injusticia histórica
para Campóo, que los pocos beneficios que determina -inversiones
previstas y prometidas que se incluyen para sumar millones en la cuenta
del Plan Hidrológico para Cantabria- no se determinan precisamente para
el desarrollo campurriano. Es decir, si tenemos en cuenta todo lo
aportado históricamente por Campóo tenemos que afirmar,
contundentemente, que no ha
existido, ni con mucho, solidaridad con la comarca campurriana y sus
ciudadanos. Entonces, en los años veinte, treinta y cuarenta, se prometieron
muchas cosas pero se incumplieron
casi todas y de ello saben mucho los campurrianos que mantengan la
conciencia histórica de lo ocurrido. En un informe del sindicalismo del
antiguo régimen (años sesenta) puede leerse lo que hoy
no se dice y se oculta por la presión oficial que no quiere que se
abran debates que tienen, a priori, conclusiones tan demoledoras: “Los
inmensos beneficios otorgados en la zona de cultivos de la cuenca media y
baja del Ebro están forjados por la desgraciada situación de unos montañeses
a los que las nuevas perspectivas de la coyuntura actual han
sumido en unas condiciones de vida míseras. La expropiación de
las mejores tierras de cultivo no fueron acompañadas de medidas de
protección para aquellas personas que con dinero cobrado carecían de
iniciativa para reanudar un nuevo rumbo en sus vidas. Algunas promesas
quedaron incumplidas y los pueblos que quedaron al pie del pantano no
tuvieron la compensación en proporción con su sacrificio, uniéndose a
la pérdida de tierras la desaparición de las industrias comarcales”.
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Si en aquél contexto político –dictadura- las expropiaciones y desalojos de las zonas ricas de Campóo significó un abuso de poder sin respeto a las familias, en el actual circunstancia de un autogobierno identificado con valores de democracia y libertad, lo que está ocurriendo en el momento actual cuando no se reparan aquellos abusos, representa un desprecio olímpico a la defensa activa de los intereses generales de Cantabria y, en concreto, de una querida comarca como es la de Campóo. Se nos dan a cambio las migajas de un Plan Hidrológico para cuya aprobación no se ha tenido inconveniente en adquirir el apoyo de autonomías -como la de Cataluña- a cambio de otros doscientos mil millones de pesetas más para inversiones. Por estas y otras
razones, como el recuerdo –siempre presente- de que cientos de familias
campurrianas fueron expropiadas cometiéndose con ellas y sus herederos una injusticia irritante,
denunciamos la situación de ahogo
económico que vive Campóo, las escasas
expectativas de empleo y la situación dramática
que viven colectivos de trabajadores, como los de Alfacel,
lo que unimos y vinculamos a la necesidad de que las Administraciones rebajaran
o anularan estas tensiones e incertidumbres aprovechando el Plan
Hidrológico, cuyo voto afirmativo ha dado Cantabria (el PRC también) a
cambio de menos que un plato de
lentejas. Nunca entenderé -y es
muy duro aceptarlo- que en un régimen autoritario como el pasado,
existiera más sensibilidad solidaria
que en el momento presente. Que nos encontráramos, además, con más
capacidad de crítica que ahora mismo, donde parece que en Cantabria se
rueda una adaptación original del silencio de los corderos. En 1963 en la memoria del Consejo Económico
Sindical, dependiente del sindicalismo vertical, puede leerse que la protesta
surgida en aquellos pueblos de Campóo afectados era muy natural y lógica
al sacrificarse a una obra, la del pantano del Ebro, la propiedad
individual y la colectiva de los pueblos y municipios; en consecuencia -puede
leerse- “los atribulados
campurrianos” observan como desapareció el solar de sus mayores, el
templo parroquial en el que fueron bautizados, el cementerio donde -todavía-
reposan bajo cemento los restos de sus seres queridos, para denunciar que
también desaparecía algo inmaterial
pero tan importante como las leyendas, tradiciones y recuerdos destruidos
para siempre. Ahora, sin embargo, el silencio
cómplice es elocuente. De partidos, sindicatos y de otras entidades
de Campóo que no reaccionan ante una situación que se agrava, lo contrario de lo
que en los años veinte y treinta hicieron agrupaciones como la Unión
Campurriana y plumas como las del abogado don Santiago
Arenal con sus artículos en El Cantábrico. Concluyendo, queremos más industrias para Campóo, más empleo para sus jóvenes, más desarrollo social y económico para una comarca que ha entregado mucho de solidaridad con España y con el resto de Cantabria. Pero la comarca campurriana no tiene suerte con este Gobierno que en una decisión sospechosa acaba de perjudicar a varias juntas vecinales de municipios campurrianos, impidiendo que durante varios años reciban ingresos millonarios por vía de la energía eólica. Es otra prueba concluyente. ALERTA 24/3/2002
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