Cantabria y su modelo eficaz de carreteras |
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Fue en 1987 cuando el Gobierno Hormaechea impulsó en tres años una red
competitiva para el siglo XXI, a pesar de las críticas del actual consejero.
Revilla sólo ha tenido que seguir el modelo, aunque a la baja, disponiendo en 8 años de todos los dineros gestionados por gobiernos anteriores. |
Me
comentan que hace unos días el vicepresidente del Gobierno y consejero
de Obras Públicas, señor Revilla Roiz ha declarado que deja unas carreteras
únicas en España y a nivel europeo. Aun cuando lo positivo es que, de
verdad, esas carreteras sean un patrimonio de Cantabria por la necesidad
que tenemos de contar con infraestructuras suficiente y para muchos años
-somos con Asturias la única comunidad sin autovía con la capital del
Estado- creo que es necesario proclamar la verdad cuando ésta, además,
nos parece sostenible en hechos y argumentos, que facilitan que cada cual
sea juzgado por sus hechos, pasiones, capacidad creativa e ingenio. En la historia del siglo XX de Cantabria hay dos referencias importantes en la modernización de sus infraestructuras viarias: la dictadura de Primo de Rivera (1923-29), etapa en la que se mejoran muchas de ellas y se configura una red "provincial" que es, en general, la que ya muy deteriorada recibe Cantabria cuando se constituye en Comunidad Autónoma y, la otra referencia, fija su atención en las carreteras emprendidas por Juan Hormaechea (1987-90) quien dejó una gestión importante y ambiciosa en cuanto a infraestructuras de todo tipo. Revilla, el PP, los otros, quienes les aplauden o los que anestesian a nuestro pueblo con el mensaje de que todo va bien, quieren imponernos que Hormaechea y su Gobierno no existieron. Las referencias a su etapa en la alcaldía y en el Gobierno se arrinconan, cuando no se ignoran, lo que es injusto. Son muchos los que aún recuerdan que en su etapa de alcalde de Santander cogió una ciudad anodina y la convirtió en primera referencia del norte de España; hoy, por el contrario, delante de Santander en cuanto a modelo de ciudad está San Sebastían, La Coruña, Oviedo, incluso León y Logroño. Sólo vivimos de las rentas al tener un paisaje único y excepcional y todo el patrimonio que incorporó Hormaechea. Frente a su modelo enriquecedor, tenemos ahora el empobrecedor que se refleja, por citar el último ejemplo, en un Mercado del Este, con el que debió hacerse otra cosa más enriquecedora para la ciudad y su centro urbano, que ha perdido vida y protagonismo. En cuanto a su etapa al frente del Gobierno de Cantabria, hay que decir que duró exactamente tres años, es decir, de 1987 a 1990, siendo apartado por una moción de censura del PSOE, PP, PRC, CDS y diputados tránsfugas. No cuento su etapa de 1991-95 en la que apenas pudo finalizar parte de lo que había comenzado, ya que los mismos -Revilla, entre ellos- impulsaron una ley para maniatar al Gobierno e impedirle que dispusiera de dinero para realizar obras o nuevos proyectos, situación a la que se sumaron los procesamientos, resultado de una querella política en la que también estuvo el señor Revilla, configurándose -ahora en la distancia puede afirmarse con esta rotundidad- todo un complot político-judicial. Pues bien, en tres años, hay que reconocerle al señor Hormaechea y a su Gobierno, cuando sigue: 1.- Gobernar en cuanto a carreteras impulsando un modelo propio del siglo XXI, que aparecía lejano en los años ochenta, con anchos que pasaron de cinco metros a nueve. Esta revolución viaria significó el dedicar muchos recursos a este capítulo, pero los resultados están a la vista ya que todas las carreteras de aquella etapa son asumibles para este siglo. E implantar un modelo tan ambicioso exige apuesta, riesgo, ambiciones y firmeza en el gobernante. 2.- De esos finales de los años ochenta, tenemos carreteras como las que salen de Torrelavega hacia Suances y Santillana del Mar-Comillas; la costa desde Pedreña hasta Santoña; la que unió los valles de Villacarriedo con San Roque de Riomiera; El Astillero-Sarón hasta Selaya; la de La Albericia-Liencres-Boo; en fin, una serie de carreteras importantes que dieron otra vida a Cantabria. 3.- Las carreteras de esa época adelantaron el desarrollo turístico a dos comarcas esencialmente: Cabuérniga y Liébana. Mucho se criticó la carretera de Bárcena Mayor, pero lo cierto es que, desde la perspectiva de hoy, fue un acierto ya que toda Cabuérniga lleva años favoreciéndose de esta vía de comunicación. No digamos Liébana, con la modernización de la de Potes a Fuente Dé, que ha generado una gran riqueza y que significó un impulso para la comarca. Con don Pedro Escalante Huidobro, impulsor del teleférico gracias a la gran idea del ingeniero lebaniego don José Antonio Odriozola Calvo, Hormaechea ha sido el gobernante que más ha favorecido los intereses lebaniegos, lo que hoy se reconoce casi unánimemente en la história de la comarca. 4.- El Gobierno Hormaechea no pudo iniciar, a pesar de tener la financiación, la carretera Solares-Liérganes-La Cavada, proyecto ambicioso que, sin embargo, fue modificado a la baja por el señor Revilla. Lo que debió ser una gran carretera, se quedó en media carretera, con curvas y un ancho no suficiente. Con el tiempo, el proyecto de Revilla será mucho más caro que el proyectado por el Gobierno Hormaechea, desde mi idea -de la que soy un convencido- que las cosas son caras o baratas dependiendo de su perdurabilidad en el tiempo y su rentabilidad a favor del mayor número de generaciones. 5.- Finalmente, debo recordar que el señor Revilla -y le emplazo a revisar las actas del diario de sesiones del Parlamento- inició su gestión al frente de Obras Públicas con una filosofía de gasto y no de inversión en carreteras. La visión mezquina del chapapote y el grijillo de los años cuarenta, que el Parlamento le reprobó. Afortunadamente se dio cuenta de su error y siguió, aunque a la baja, el modelo Hormaechea, que es lo que ha hecho, pero con más dinero, más libertad y sin zancadillas. Revilla siempre votó en el Parlamento contra los presupuestos de las carreteras de entonces; en mi caso, por interés general, voté siempre a favor y entre una conducta y otra está quien sirve a los intereses generales y quien genera mezquindad. Por cierto, ha contado para sus proyectos con el dinero que Gobiernos anteriores lograron a través del Objetivo 1, con lo cual puede afirmarse que el modelo de carreteras no sólo fue impulsado por Hormaechea, sino también financiado a través de las gestiones realizadas entonces ante Bruselas. Así fue, como verdad lo afirmo, salvo que alguien con rigor y pruebas demuestre lo contrario. Solo en tres años se hizo toda una gran gestión en carreteras, cuando los actuales llevan ocho y, observamos, un desierto general de ideas y ambiciones por Cantabria. Estoy seguro que la conciencia de los cántabros recuerda ese pasado, también cargado de errores, pero sin duda más eficaz, más plural y con más pasión por nuestra tierra que el de los actuales empleados de Madrid, que no han sido capaces de gobernar con grandeza Cantabria en la etapa de mayores presupuestos de la historia autonómica; dinero logrado, por cierto, gracias a esfuerzos de aquellos Gobiernos. |
ALERTA 24/08/2002 © José Ramón SAIZ |
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