Cantabria no tiene creadores, solo contables

En los últimos siete años el Gobierno Sieso-Revilla no ha aportado a nuestra comunidad un solo elemento de creatividad propia que se adelante al futuro. 

Nos dibujan una Arcadia feliz y, sin embargo, los cántabros que se forman en la Universidad tienen que emigrar para encontrar  un trabajo profesional digno.

 

En estas páginas hemos seguido las líneas generales del debate del estado de la comunidad cántabra que se celebró el viernes en el Parlamento de Cantabria. La impresión más concluyente que se obtiene es que nuestros gobernantes viven una realidad distinta a la de los ciudadanos, ya que según el presidente de la comunidad y los portavoces del PP y PRC el éxito del Gobierno es tan espectacular que los cántabros nos quejamos de vicio, no de necesidades. Ha coincidido este balance tan exagerado en relación a la realidad que nos rodea con el avance de un estudio de experto económico que se refiere a la regresión económica de Cantabria, que presenta datos tan evidentes como una pérdida incuestionable de fuerza del sector industrial, una tasa de actividad productiva menor; cuatro empleos por cada cien habitantes que no se generan en nuestra comunidad respecto a la media nacional y, si miramos a un dato social, diez puntos menos en protección de desempleo. 

La lectura del debate en la Cámara cántabra nos dice que por el presidente de la Comunidad Autónoma y los partidos del Gobierno, se ha presentado un balance con tono triunfalista, cuando se trata de una gestión que ha venido marcada y dirigida con las ayudas del Objetivo 1  -curiosamente gestionadas por otro Gobierno- que desde mi visión no define el éxito de un Ejecutivo ya que esas actuaciones no representan, por un lado, más mérito que asumirlas, decisión que no tiene esfuerzo ni complejidad alguna y, por otro, al venir marcadas y financiadas, se hacen en cualquier contexto y por gobiernos de signo distinto.

Del discurso de los responsables del Gobierno nos encontraríamos en una Arcadia feliz, sin problemas, con todas las necesidades sociales atendidas, crecimiento sin precedentes, pleno empleo, riqueza familiar, un tejido empresarial seguro y fuerte...en fin, un contexto de felicidad sin par. Lanzar estos mensajes es inmoral porque no puede ignorarse que algunas de estas afirmaciones son relativas y, la mayoría, presentan una fuerte contradicción con la realidad que vivimos los cántabros con serias inquietudes e incertidumbres de presente y futuro. Ya representa una situación dramática que tres de cada cuatro jóvenes que finalizan sus carreras en la Universidad de Cantabria se vean obligados a emigrar para alcanzar un puesto profesional digno. 

Un grave déficit de los actuales gobernantes es que no comprenden la Cantabria autónoma como una tensión entre realidad y proyecto. Cantabria no es una realidad a administrar, sino un proyecto a construir sobre esa realidad. Para esa Cantabria a administrar solo se precisan contables y, sin embargo, nos faltan creadores, capaces de presentar auténticas innovaciones en el presupuesto público, tener visión de futuro e invertir en objetivos novedosos para los que, evidentemente, hay que discurrir, crear, poner pasión e inteligencia, labor de creadores, no de contables. 

Esta preeminencia de contables y ausencia de creadores se percibe en la falta de proyectos ilusionantes para Cantabria y la forma de gastar el presupuesto, que responde más a una mentalidad funcionarial que a la necesaria apuesta de vanguardia, capacidad de ver las claves del futuro y apostar por un modelo de comunidad creando los atractivos necesarios. Así, la apuesta de este Gobierno no es innovadora respecto a lo que se hizo en el pasado, sobre todo si tenemos en cuenta que el turismo, por ejemplo, pilota sobre lo que de de forma creadora se impulsó hace años: Cabárceno el Palacio de Festivales, Fuente Dé o Bárcena Mayor, éstas dos últimas alternativas gracias, sobre todo, a las carreteras construidas en su día muy combatidas por el señor Revilla y hoy aceptadas porque son rentables al ser suficientes para décadas y siempre -es mi tesis- es barato aquello que sirva para muchas generaciones. En consecuencia, faltan creadores capaces de ver con ingenio y atrevimiento el futuro; sobran  gobernantes con mentalidad de contables, sin capacidad de riesgo -caso Valdecilla, por ejemplo- que gastan el presupuesto con igual inercia que día a día gastamos el propio presupuesto personal. 

Estas reflexiones nos llevan a la conclusión respecto al tono triunfalista de los gobernantes, que permite afirmar que en estos siete años no se ha ofrecido un solo elemento de creatividad que tenga su iniciativa en el Gobierno de Cantabria. En consecuencia, no hay un modelo de desarrollo para la comunidad sino el conjunto de unos cientos de partidas presupuestarias en las que se gastan los ingresos públicos que aportamos los cántabros con nuestros impuestos, sin asumir el riesgo de cómo vemos hoy la Cantabria del próximo cuarto de siglo y que hacemos para alcanzar esa Cantabria que queremos proyectar con una mentalidad de gobierno de anticiparse y ganar posiciones respecto a otras Comunidades que sí encaran con riesgo su futuro.  

Falta vocación autonómica y defensa del Estatuto

Llama la atención la falta de vocación autonómica y de defensa del Estatuto del Gobierno PP-PRC, sorprendente, sin duda, en el caso de los regionalistas. Estas tres reflexiones puestas en evidencia en el debate son concluyentes: 

1.- Las transferencias. La gestión de las importantes transferencias es igual a la que es realizada por la Administración central. No hay innovaciones, criterios cántabros, gestión más rápida y eficaz. Además, se sigue a rajatabla los dictados de Madrid en cuanto a leyes que afectan a la gestión dichas transferencias. 

2.- Valdecilla ya no es un hospital de referencia nacional para el Ministerio de Sanidad. El propio Gobierno central así lo ha confirmado, aunque se rehuya este debate. Entre las propuestas de resolución los grupos parlamentarios del PP y PRC rechazaron una iniciativa de la oposición que ratificaba el texto del Estatuto de Autonomía. ¿Desde que espíritu cántabro se puede rechazar el apartado 4 de la disposición adicional segunda que emplaza al Gobierno a asegurar que Valdecilla sea centro de referencia nacional y mantenga su alto nivel de actualización asistencial, docente, científica y tecnológica?. Es un voto en contra del contenido de una Ley Orgánica que es nuestro Estatuto. Realmente vejatorio para los intereses cántabros en salud. 

3.- El Gobierno y los dos partidos que le sustentan han apoyado acuerdos de financiación y de déficit cero que se han debatido en el Consejo de Política Fiscal que estrangulan a Cantabria y, sobre todo, que reducen su capacidad autonómica. Por poner un ejemplo práctico: con lo apoyado por el Gobierno PP-PRC hoy no podría construirse Cabárceno al impedirse el endeudamiento y es más que evidente que gracias a la deuda han progresado los Estados, las regiones y, por supuesto, las familias.

ALERTA 29/6/2002