Energía eólica en Cantabria: yacimientos de empleo sin desarrollar.
No aparecemos en el ranking nacional a pesar de contar con territorio y vientos adecuados, especialmente en la zona de Campoo.

En Navarra, Castilla-Leon, La Rioja y otras comunidades, los planes desarrollados en estos años han creado miles de nuevos empleos.
     Hace una semana me comprometí a aportar mas pruebas sobre cómo el Gobierno de Cantabria no desarrolla todas las posibilidades para generar riqueza y empleo, lastrando de esta manera muchas posibilidades que existen para crear riqueza pero que no se exploran o se desprecian; en concreto, me referí al campo de la energía eólica en nuestra Comunidad Autónoma. Y en los siete días que han transcurrido desde aquel compromiso, se han dado a conocer los datos estadísticos relativos a la energía eólica en el año 2002 en los que España se ha posicionado como una potencia mundial ocupando el segundo puesto, detrás de Alemania. En dicho informe se hace un repaso a la potencia eólica instalada por Comunidades Autónomas y en ese ranking Cantabria es de las pocas comunidades que no aparecen ya que la producción eólica es prácticamente nula a pesar de contar con territorio y vientos adecuados, especialmente en la zona de Campoo.

De las estadísticas publicadas, Galicia esta a la cabeza en el Plan de Fomento de las Energías Renovables y otras comunidades como Navarra, Castilla La Mancha, Castilla y León, Asturias, Aragón, y La Rioja siguen caminos similares a la comunidad gallega. Cantabria, sin embargo, esta en un claro atraso en el desarrollo de esta energía, aun cuando las primeras solicitudes de parques eólicos en Cantabria se remontan al año 1996 -meses después de instalarse el Gobierno PP-PRC- y a fecha de hoy todavía no se ha construido en la región una sola instalación eólica.

Mientras en otras Comunidades vecinas se viene apostando fuertemente por este sector y se desarrollaban planes sectoriales importantes, en Cantabria apenas se tramitaban las solicitudes y los expedientes comenzaron a amontonarse en los despachos de las consejerías competentes. Se presentaron aproximadamente unas treinta solicitudes de parques eólicos distribuidos por varios puntos de la geografía cántabra. El atraso, la desidia y la falta de imaginación para aprovechar los planes de fomento de esta energía, provocaron que las solicitudes no se tramitaran hasta que a mediados del año 2000 se aprueba ¡por fin! el procedimiento para la autorización de Parques Eólicos en Cantabria, una regulación insuficiente a todas luces hasta el punto de que el Gobierno cántabro ha publicado no hace mucho un decreto de suspensión de nuevas solicitudes, que sigue vigente al día de hoy. Consecuentemente, al tiempo que otras Comunidades Autónomas avanzaban y lograban nuevos empleos e importantes ingresos en impuestos por el desarrollo de las empresas de energía eólica, Cantabria se instalaba en una pasividad negativa en cuanto al desarrollo de este sector. Por otro lado, la tramitación de los parques éolicos en Cantabria se ha venido haciendo con unos criterios muy dudosos y con un aparente favoritismo a ciertas empresas frente a otras.

En Cantabria se han aprobado siete parques eólicos con una potencia total muy por debajo de la que el Plan de Fomento de las Energías Renovables nos adjudicaba, mientras que otras comunidades como Navarra, La Rioja y Castilla La Mancha ya han superado con creces la potencia eólica prevista en el plan. La gran mayoría de las comunidades tienen planes en marcha que ya superan los objetivos marcados, a excepción de las Comunidades de Cantabria y Extremadura, cuyos planes no cubren los objetivos del Plan de Fomento. Y esta desidia o incapacidad es grave si tenemos en cuenta, por ejemplo, el siguiente dato: los proyectos que se están desarrollando en Galicia generarán unos ingresos brutos de casi setecientos millones de euros al año y los impuestos estimados para la Xunta serán superiores a los ciento treinta millones de euros que revertirán en la economía local.

Sobre lo que esta perdiendo Cantabria por incapacidad gubernamental, aporto esta reflexión: Si en Cantabria se aprobaran una veintena de parques eólicos, los ingresos brutos serían de más de ochenta millones de euros al año y los impuestos para la Comunidad Autónoma ascenderían a casi veinte millones de euros anuales. Los pueblos que dieran su autorización para estos proyectos -por lo general, sin ningún tipo de ingresos- percibirían anualmente un canon por la ocupación de sus montes de unos dos millones de euros. A esto debemos añadir que Cantabria es actualmente la segunda comunidad autónoma, por detrás de Madrid, que peor autoabastecimiento eléctrico tiene, y que el aumento de ese autoabastecimiento debería provenir de fuentes de energía renovable que son las únicas que son fuentes autónomas

Es cierto que Cantabria tiene un paisaje peculiar que es necesario cuidar; sin embargo también es cierto que no es mucho más especial que las comunidades de Galicia, Asturias y Navarra, donde se ha apostado fuertemente por el sector eólico. Informes científicos señalan que el impacto medioambiental de esta energía eólica es cuatro veces menor que una de gas natural o, veinte veces inferior al que produce una de carbón o fuel. Lo que ocurre es que el impacto ambiental del parque eólico "se ve" mientras que en otras fuentes de energía la contaminación es transparente, pero acaba afectando a las personas y al medio ambiente en general con graves consecuencias. En todo caso, es sabido que son muchas las ventajas de las energías renovables con respecto a las convencionales, ya que las primeras son limpias, no generan residuos, son inagotables, tienen carácter autóctono y evitan la dependencia exterior, creando, además, mas puestos de trabajo y contribuyendo a la riqueza de las zonas rurales y al equilibrio interterritorial.

Por otra parte -y el dato es importante- la energía eólica está siendo un importante motor de desarrollo industrial en muchas comunidades, siendo el yacimiento de nuevo empleo más destacable en muchas regiones. Este es el caso, por ejemplo, de la provincia de León, donde las industrias de componentes eólicos han generado una inversión de más de veinte millones de euros y han creado casi un millar de empleos. La asociación de promotores de Energía Eólica en Castilla y León ha estimado la creación en dicha comunidad hasta nueve mil empleos relacionados con el sector eólico, tras los dos mil creados con la actual potencia instalada.

Puse hace una semana el ejemplo de Navarra, una comunidad envidiable desde el punto de vista económico y social para Cantabria, que nos aventaja en nada menos que un cuarto de siglo de bienestar. En esta comunidad una empresa pública del Gobierno de Navarra, se ha convertido en el principal productor de energías renovables del mundo, habiendo creado otros dos mil puestos de trabajo en empresas vinculadas con esta actividad y colaborando estrechamente a que la empresa española Gamesa se haya convertido en el segundo fabricante mundial de aerogeneradores con una plantilla próxima a los cinco mil trabajadores. ¡Vaya milagros del ingenio y el saber apostar, mientras aquí, en Cantabria, no se arriesga y se desprecia la búsqueda de nuevos yacimientos de empleo!.






Parar la guerra, un acto ético y cristiano.

La guerra que unilateralmente quiere desatar Estados Unidos contra Irak, con el apoyo de algunos países, entre ellos el nuestro, esta generando una reacción valerosa y profunda de una inmensa mayoría de la sociedad española que no secunda los planes de Bush-Aznar contra la pobre y desgraciada población iraquí. Parar la guerra es un acto ético y cristiano, de ahí que la iglesia católica debe movilizar todas sus fuerzas e influencias para intentar que la amenaza de una guerra casi cierta -porque el plan es premeditado- pueda paralizarse. Como ciudadano español siento vergüenza - lo reitero, vergüenza- ver las imágenes de la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con una ministro de Exteriores que parece mas la adjunta del belicoso secretario de Defensa americano que la representante de un país soberano de la vieja Europa. Como también siento la misma impresión y reacción viendo los aviones americanos tomando tierra en suelo soberano español cargados de bombas para asesinar a personas que tienen la misma dignidad humana y el derecho a la vida que todos nosotros.

Todos los ciudadanos tenemos el deber de expresar nuestro rechazo a una guerra injusta en la que se pone como pretexto quitar de en medio a un dictador y eliminar presuntas armas de destrucción, cuando lo que esta en juego es el petróleo y ajustar cuentas pendientes de Bush padre y Bush hijo con el caudillo iraquí. Me horroriza pensar en la desgracia mortal que acecha del pueblo iraquí, uno de los más antiguos del mundo, que creció en torno a la vieja Mesopotamia, a los ríos bíblicos del Tigris y el Eufrates, el código de Hamurabi y la eterna Babilonia. Por ello, desde la ética y el pensamiento cristiano, decimos no a la guerra y al vasallaje de un poder democrático occidental de la vieja nación española a un belicoso presidente americano, no precisamente amante de los derechos humanos.






ALERTA - 8 de Febrero de 2003

© José Ramón SAIZ
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