Identidad cántabra: una grave pasividad oficial
El murmullo procastellanista se acrecienta porque el Gobierno del PP-PRC gobierna en plan funcionarial, con una falta de ilusiones y proyectos a quince o veinte años.

Por otra parte, nuestros vecinos vascos están afianzándose con el poder del dinero en la zona Noja-Castro Urdiales, sin que exista una mínima preocupación oficial.
     Por primera vez existe en Cantabria un resurgimiento de las tesis castellanistas que no se conocía desde aquellos tiempos de la preautonomía cuando nació la asociación Cantabria en Castilla -conocida por Aceca- de la que formaron parte, sobre todo, destacadas personas de la burguesía santanderina. Ya no es en la ciudad Santander sino en tierras del interior en las que siempre ha existido -y existe- una fuerte identidad cántabra donde se escucha, hoy, un pequeño murmullo a favor de la integración de Cantabria en Castilla, precisamente cuando nos gobierna un partido regionalista. ¿Qué está pasando?. ¿Por qué esta involución en el espíritu fundacional de la autonomía?. ¿Qué ineptos están favoreciendo este ambiente, hoy tímido, pero que puede crecer?. Si esto no fuera preocupante, ya me dirán lo que está ocurriendo en la Cantabria desde Noja a Castro Urdiales, con un Gobierno PP-PRC que se ha colocado unas sólidas orejeras y no quiere saber nada, ni tampoco, por supuesto, hacer algo fructifero frente a una inquietante pérdida de identidad histórica y cultural, que llega hasta ciudades como Torrelavega, invadida estos dias de ofertas crediticias de la caja de ahorros de Vizcaya (BBK).

Todo ello es preocupante para los que defendemos un proyecto de identidad cántabra y que el Estatuto de Autonomía sea lo más sólido y fuerte para el desarrollo pleno de todas las competencias de autogobierno. Si, por un lado, comienza a discutirse, aunque sea de forma minoritaria, la viabilidad de Cantabria como autonomía uniprovincial; si, además, se deja una amplia comarca a su suerte -la vecina con el País Vasco- que está siendo conquistada con dinero de nuestros vecinos y, por otro, nuestro Gobierno está en Babia y, aquello que es problemático intervenir con decision le provoca dolor de cabeza, no haciendo nada para fortalecer nuestra identidad como comunidad autónoma, nuestro futuro puede verse muy cuestionado a falta -insisto- de sensibilidades y coherencias a favor del proyecto Cantabria.

Todo esto está ocurriendo con un Gobierno del PP y del Partido Regionalista. Yo acuso, por tanto, a los gobernantes actuales de la dejacción que están manifestando en la defensa del Estatuto y de la identidad de Cantabria y, si reconocemos que la presencia vasca -en constante alza- en la zona de Noja-Castro es, en parte, por su fuerza económica que lleva implícita la identidad cultural, el posible crecimiento de las tesis pro-castellanistas está siendo generada por un Gobierno que, en líneas generales, no está a la altura de las circustancias en los siguientes puntos:

1.- Gobiernan en plan funcionarial, sin liderazgos políticos que marquen una ilusión de futuro a traves de proyectos ambiciosos que movilicen a la ciudadanía. No aprovechan el autogobierno para hacer políticas para Cantabria a quince o veinte años. La improvisación tiene atascado a este Gobierno agotado del PP-PRC y el caso del hospital Valdecilla es el que mas justifica la improvisación y la falta de riesgos de los gobernantes. Eligieron la comodidad de quedar bien con los de Madrid condenándonos a ocho años de atascos (un hospital en obras permanentes) frente a un hospital para el atajo, es decir, nuevo, en otra ubicación, construido perfectamente en menos de cuatro años, con una estructura del siglo XXI.

2.- No entienden Cantabria como proyecto autonómico y, aun cuando el Estatuto les permite gobernar la comunidad con todas las consecuencias dando cuenta, exclusivamente, al Parlamento y al pueblo cada cuatro años, no son más que unos sumisos empleados de Madrid. Todas las políticas centralistas son asumidas plenamente por el Gobierno de Cantabria que aunque justificable para los dirigentes del PP que a falta de liderazgo carecen igualmente de autonomía política propia, es criticable desde todo punto de vista la actitud, también sumisa, del partido del Sr. Revilla, quien en asuntos varios se expresa con mas radicalidad que el propio Gobierno de la nación pensando que tales estrategias le aportaran votos.

3.- La gestión del Gobierno PP-PRC no ha ilusionado; es mediocre porque carece de ideas que ofrezcan futuro a Cantabria. Si la industria va cayendo progresivamente; la ganadería y la pesca presentan una situación lacerante y los servicios están en su techo, sin capacidad de generar nuevos atractivos, la decepción es muy amplia, más cuando el Gobierno se instala en un triunfalismo que los ciudadanos, con la situación en su entorno familiar, conocen que es falso.

4.- Un empresariado cantabro torturado por la manga ancha del Gobierno hacia empresas de fuera que se llevan casi todos los contratos públicos, que además tiene enormes dificultades de acceder a otras comunidades Esta es una realidad tristísima que nos dice como el Gobierno PP-PRC lastra el crecimiento de la industria y el empresariado cántabro adjudicando contratos a empresas que no tienen aquí ni empleo ni sede fiscal. Los empresarios necesitan, por tanto, mercados más amplios y por esta vía se está desarrollando la más fuerte tesis pro-castellanista. Culpable, un Gobierno que bien adjudica directamente o, se encoge de hombros cuando lo hace Madrid, un ochenta por ciento de la inversión pública a empresas de fuera; las de aquí castigadas a lograr contratos más bien pequeños y modestos.

5.- La historia, identidad, el fomento del conocimiento sobre un pasado tan brillante, es otra de las asignaturas suspendidas por el Gobierno. En ocasiones, existen algunas buenas ideas como el Encuentro de Historia de Cantabria que organiza el Parlamento y que este año nos ha triado la sorpresa de un estudioso alemán, bien pagado y hospedado, que ha dicho, nada menos, que las Guerras Cántabras fueron de "poca monta". Pues bien, duraron diez años -tres más que las de las Galias-, vino el emperador Augusto en persona para dirigir la contienda y, finalmente, mandó a su general más prestigioso para dominar el solar cántabro. Estas tonterías hay que escuchar -pagadas con dinero de los cántabros- ante tanto sordo y ciego, que se inhibe en la defensa de nuestra historia.

En fin, podíamos seguir enumerando este fracaso que si bien, a efectos politicos, lo es del Gobierno y sus responsables, se traslada automáticamente al proyecto estatutario y cantabrista. Con un incremento del murmullo pro-castellanista; la conquista vasca de una parte territorial de Cantabria gracias al dinero y al fomento de su propia cultura, unido a la inhibición de las instituciones en fomentar lo nuestro, ¿qué nos espera?. Sencillamente rebelarnos frente a estos horizontes, antes de que en unos años -pocos, al ritmo que vamos- nuestra sociedad se divida en dos, con lo cual todo proyecto, en estas circustancias, es casi inviable. ¡Pobre panorama! y aquí todos felices.






El caso del "Prestigie": primeras corrupciones

La crisis del PP gallego acaba de explotar y con seguridad no se concretara únicamente en el cese del todopoderoso delfín de Fraga, señor Cuiña. Las presuntas vinculaciones de alguna de sus empresas a negocios especulativos en torno a la lucha contra la contaminación del fuel, que tan graves consecuencias ha traido a la costa cantabrica, es un dato para reflexionar y exigir a las autoridades publicas de las comunidades autónomas de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco que los dineros gastados sean claros y públicos, ya que cuando suceden estas calamidades es algo habitual que pierda el pueblo y ganen cuatro avispados o listillos que están siempre en el tinglado. Cuando este tipo de actuaciones publicas se realizan a traves de empresas publicas que escapan a los controles habituales, es exigible todavía con mayor rigor que las cuentas sean rigurosas y transparentes, no sea que, como ocurre en estas situaciones de emergencia, los gananciosos siempre sean los mismos. El caso gallego aporta los peligros que siempre acechan a los dineros públicos, de todos, en estos casos de calamidad cuyas consecuencias reales aun no pueden evaluarse.





ALERTA - 11 de Enero de 2003

© José Ramón SAIZ
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