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Presentación del libro "Hacer Pueblo, Hacer Cantabria"*, Intervención de don Pedro Crespo de Lara el 5 de junio de 1984 en Santander.
Señoras y Señores: Buenas tardes, queridos amigos. Al recibir la amable invitación de José Ramón Saiz para presentar su nuevo libro "Hacer pueblo, Hacer Cantabria" se me vinieron abajo las habituales cautelas con que uno se protege ante peticiones de esta clase, por cuanto supone abrir un nuevo frente, siquiera leve y gustoso en nuestro trabajo generalmente azacaneado, y que vamos cubriendo en alguna ocasión con retraso. Pero ante el caso de José Ramón Saiz, que a su s treinta años ha alcanzado ya las altas cotas en la carrera política, con las que suele cerrarse una biografía de un político de éxito, pues José Ramón Saiz ha sido Consejero o Ministro del primer Gobierno autónomo de Cantabria, y actualmente es el Secretario General del Gabinete Cántabro. Y durante este periodo ha tenido tiempo para escribir nada menos que cuatro libros sobre Cantabria y su autonomía. A un personaje de tales dotes y que rinde de tal manera culto al trabajo, uno no tiene más remedio que rendirse y corresponder a su invitación para decir unas palabras de bienvenida sobre su nuevo libro. Y ahora, antes de empezar a hablar, yo me preguntaba quien me presenta a mi como presentador, pues es evidente que José Ramón Saiz es más conocido de ustedes que yo. Y la única respuesta válida que se me ocurre q esta pregunta es la de ser yo un foramontano activo, es decir, un montañés que vive fuera de su tierra, como en comisión de servicio, y que pertenece a esa infantería de las letras que es el periodismo, del cual José Ramón Saiz procede. José Ramón Saiz pasó del periodismo a la política por la vía del amor a la patria chica, que es acaso el modo más hermoso de trabajar por la política grande. Y dicho esto acaso convenga aclarar que si bien política y periodismo son actividades que concurren en el propósito de promover el bien común, son entre sí actividades incompatibles. En efecto, el político es un actor o un gestor de asuntos públicos mientras que el periodista es un intelectual que dedica su pensamiento a valorar y criticar lo que el político hace o deja de hacer. El político debe contraer un compromiso con un programa de gobierno con los principios del partido al que pertenece, mientras el periodista no les es permitido contraer compromiso alguno con nada ni con nadie salvo con la verdad. Al político le es lícito usar de la vehemencia y de la pasión en su trabajo para cumplir sus objetivos políticos; al periodista no le son permitidas más pasiones que la pasión por la libertad, la pasión por la justicia y ambas atemperadas por el riguroso respeto a los hechos. Son estas tres pasiones, las de la verdad, la de la justicia y la de la libertad las que constituyen eso que llamaba Pérez de Ayala el quijotismo del espíritu. José Ramón Saiz, pues, al ejercer como político ha dejado de ser periodista. Sus frecuentes intervenciones en la prensa ya no son de periodista sino de escritor comprometido con la política. En el libro cuya aparición celebramos hoy, José Ramón Saiz expone las ideas que ha ido defendiendo con denuedo sobre Cantabria y su autonomía a lo largo de la gestación de ésta, con un lenguaje directo y sencillo, con lenguaje periodístico de quien está acostumbrado a escribir para grandes audiencias de diferente calado cultural. Nos aproxima a los asuntos esenciales de la nueva situación regional desde la afirmación de la voluntad cántabra de incorporarse a la tarea de moderniza España hasta la ponderación de las incertidumbres y dificultades por las que ha de atravesar el proceso que ha de ser necesariamente largo, de la consolidación de las instituciones políticas de Cantabria. Con una prosa vivaz y comunicativa propia de quien no solamente ha sido espectador atento sino que ha tomado parte activa en los acontecimientos que relata, José Ramón Saiz señala objetivos, analiza cotas conseguidas, exhorta la acción solidaria y resuelta, advierte de los peligros y transmite por todos los poros de su pluma su fe apasionada por la autonomía de Cantabria. No falta en su libro algún ligero síntoma de desaliento que al fin y al cabo es un desahogo lícito y hasta necesario en una persona que se ha entregado en cuerpo y alma a querer lo mejor para Cantabria. La lectura del libro de José Ramón Saiz nos permite el conocimiento detallado del proceso autonómico que tuvo su inicio precisamente en Cabezón de la Sal, gracias a la iniciativa de ese político que rompe todos los moldes conocidos de quien he dicho en alguna ocasión que es un caso de irrefrenable y bulliciosa vocación política que es mi alcalde Ambrosio Calzada. A la hora de llamar a los cántabros a cerrar fijas en torno a la idea de la autonomía cántabra no deja nuestro autor de reparar en los defectos tradicionales de nuestro pueblo, tales como la insolidaridad, la apatía, la indiferencia, los cuales pueden dar al traste con esta ocasión única de hacer de Cantabria dueña de sus destinos. Entre estas quejas, acaso pudiera incluirse otra que no hace José Ramón explícitamente pero que viene a pelo aquí por estar avecindada ya no solo en las cabezas de los cántabros sino en la de casi todos los españoles; es la idea de que los gobernados somos mejores que los gobernantes, los electores que los elegidos, la región que su Parlamento. Hay que oponerse denodadamente a esta idea que ya hace más de sesenta años Ortega y Gasset denunciaba y rechazaba como falsa y corrosiva. No se trata, claro está, de esta o de la otra personalidad señera sino que más bien habría que compararse la clase de los políticos con las demás clases y gremios nacionales. Difícil sería encontrar una clase superior en dotes y en virtudes a la de los políticos, y es natural si se considera hace mucho tiempo que esa clase sería la directora de los destinos públicos. Yo creo sinceramente que ni los militares, ni los industriales, ni los obreros tienen nada que echar en cara a los políticos ni son más inteligentes ni más generosos que ellos., Hay por tanto que ser ponderados y colaboradores, y cuando menos, conceder al político la rectitud de intención que concedemos a los temas profesionales. Y esto os lo dice una persona cuyo trabajo consiste principalmente en remover los obstáculos que los políticos ponen para evitar que la pupila de la prensa proyecte su rayo escrutador y luminoso por doquier. Pide José Ramón Saiz para llevar a buen fin la autonomía cántabra un cuadro de hombres reclutado en las fuentes de la inteligencia, animados de espíritu emprendedor, sensibles a la moral del esfuerzo y a la ejemplaridad; y en algunos aspectos, lo que pide es una versión actualizada de aquellos antepasados nuestros tocados por el espíritu de la aventura que tanta importancia ha tenido para nuestra tierra; de aquellos cántabros que repitiendo la geste de los foramontanos que salieron de las Cuevas de Malacoria para polar Castilla abandonaron sus lares en busca de la gloria en Lepanto, que se desparramaron por América y por todo el mundo; y que todos, con una sola idea fija en su vida, la de volver a su tierra, pero volver no de cualquier manera sino triunfadores, convertidos en hacendados o en personajes. Esta es la clase de hombres que reclama José Ramón Saiz para el presente de Cantabria, para hacer una Cantabria más dueña de si misma, más vital, más rica, más equilibrada, más culta, más justa y más bella si cabe. En resumen, amor a la tierra, a nuestra tierra; un amor enriquecido por el trato y el cultivo asiduo y culto a nuestros penates mayores: los Menéndez Pelayo, Pereda, Amós de Escalante, Ángel de los Ríos, Gumersindo Laverde, Jesús de Monasterio y el largo etcétera de nuestro parnaso montañés; fe en la autonomía como fórmula política capaz de asentar la identidad regional y promover el progreso de los cántabros y pasión por el engrandecimiento de Cantabria, de una Cantabria contribuidora a la modernización de España y a la integración de ésta en Europa. Tres ingredientes que definen, a mi entender, al político José Ramón Saiz, y para terminar, permítanme que exprese mi felicitación muy cordial al autor del libro y a ustedes ñas gracias por haberme escuchado. *La presentación de esta obra se celebró en un salón del hotel Santemar de Santander con la presencia de más de doscientas cincuenta personas. En los años ochenta Pedro Crespo de Lara desempeñaba el cargo de Secretario General de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE). El acto fue abierto por el vicepresidente de Ayalga Ediciones, Agustín Santarua y cerrado con un discurso por el autor. |
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